Don usufructuario Rodríguez era un radioyente. Cuando hablaba de farmacología se ponía melodramático y parecía un lanzallamas. Era un asunto que ideológicamente le ponía ortopédico. Su mujer era Quitanieves Bellido, un ama de casa normal y corriente. Tenía tres hijos, dos chicos y una niña. La familia Rodríguez-Bellido era una familia con antepasados noctámbulos, con gran genuflexión política. Putrefacto era el hijo mayor con doce fonendoscopios en su haber. Su carácter era el de un hijo malcriado y con muchos vicios. María era la segunda con nueve años. Dentirostro era el más pequeño con dos meses . En fin era ésta una familia parasintética, compuesta por gente que dentro de dos años sabrían lo que sería la miseria y la pobreza. Un día Putrefacto salió a comprar sacacorchos para la sopa.
Cuando salió de la tienda, un kilogramo de ideas le apuntaba, y cayó al suelo. María salió a buscarlo y un hidroavión le llantiferó, y llorando, llorando, se ahogó. La familia Rodríguez había perdido a dos componentes. De parasintética pasó a compuesta. |