Aragón - Huesca
Catedral de San Pedro
(Jaca, La Jacetania)
42º 34,256'N ; 0º 32,953'O
El rey Sancho decidió convertir Jaca en una ciudad digna de un rey como él.
Así pues
No fue hasta el año 1104 que se retoman las obras, ya que los intereses
de la monarquía se habían desplazado hacia Montearagón, Loarre y San
Juan
de Peña. Alfonso I vuelve a dar un impulso a la catedral de Jaca
permitiendo acabarla en 1130. En este momento Huesca ya se ha consolidado como
una plaza fuerte y el poder eclesiástico y real se trasladan hacia allí.
Esto hace que la sede jaquesa pierda poder e importancia.
El templo tiene planta basilical de tres naves, separadas por arcos formeros de
medio punto que se apoyan en pilares alternando los de tipo cruciforme con
los circulares. Las naves acaban en tres ábsides semicirculares. Esta planta
fue copiada exactamente a la hora de construir el templo de San
Millàn
en Segovia.
Estos pilares también debían servir por apoyar los arcos fajones de la
bóveda de cañón, que no se llegó a construir nunca. Se cree que el templo
se cubrió con cubierta de madera. Esta hipótesis está fundamentada en que
los muros laterales no son suficientemente gruesos para soportar el peso de una
bóveda de estas características y tampoco hay restos de ningún contrafuerte.
De todos modos, el templo sufrió varios incendios que hicieron que en 1520 se
decidiera cubrir las naves laterales con bóvedas de crucería. Pocos años
después, en 1598, se hace lo mismo con la nave principal.
Sólo nos ha llegado la cubierta del falso transepto de las cubiertas originales. En
este caso si que se construyó una bóveda de cañón, pero perpendicular a las
naves. En la intersección con la principal se construyó una gran cúpula de
media esfera, reforzada por cuatro arcos de medio punto. Es la primera del románico
de la península y sirvió de modelo para la que se construyó en la torre
campanario de la colegiata de Santa Maria de Ainsa.
Los capiteles de los pilares circulares y dónde descansan los arcos fajones y
formeros son muy interesantes. Pese a la altura a la que están colocados vale
la pena pararse a contemplarlos.
Algunos de ellos se colocaron en su lugar sin haber sido acabados, debido a
las diversos paros en la construcción de la sede y las prisas por
acabarla. Suelen ser de tipo clásico, predominando los temas vegetales, los
entrelazados y los motivos animales. También podemos ver alguna figura humana
esculpida.
Si bien los capiteles son dignos de admirar, también lo son las bases de los
pilares. Podemos ver un gran trabajo escultórico con bolas que las adornan.
En algunos casos nos encontramos con un gran podio cilíndrico decorado con
una doble moldura cilíndrica en la parte superior. Sobre él encontramos las
bases de las semicolumnas adosadas, también decoradas con bolas.
El ábside principal fue demolido en 1790. Las razones oficiales fueron que
había humedades y filtraciones, pero en realidad sirvió para ubicar el coro
tras el altar y por lo tanto se hizo un ábside de grandes dimensiones, muy
alargado.
Interiormente se decoró con pinturas de fray Manuel Bayeu Subías. En ellas
se representa a la Santísima Trinidad, rodeada de ángeles y santos a la cúpula
En las paredes laterales se han representado escenas de la vida de San Pedro,
el titular de la catedral.
Exteriormente destaca por sus dimensiones. Los canecillos en que se apoya el
tejado fueron aprovechados, en gran parte, del anterior ábside románico.
El ábside del lado sur es el que mejor ha superado el paso de los años,
manteniéndose prácticamente como cuando se construyó, si bien resultó
parcialmente mutilado al construirse el nuevo ábside central. Está dividido
horizontalmente en tres niveles, separados por molduras ajedrezadas.
Verticalmente también se divide, en este caso en dos segmentos mediante una
columna adosada (el tercero ha quedado dentro el ábside central).
En la parte central del cilindro absidal podemos ver una gran ventana de medio
punto, decorado con una arquivolta que se apoya en dos columnas con capiteles
esculpidos.
También están esculpidos los canecillos en que se apoya el tejado.
Interiormente la ventana tiene las mismas características que por la parte
exterior. Bajo la ventana podemos ver una imagen moderna de la Virgen de
Pilar. Está apoyada en un capitel reaprovechado. También están reubicados en
este ábside los dos capiteles esculpidos que sirven de base al altar. También es de época románica la forja que separa al ábside de la
nave. Desgraciadamente, debido al fuerte contraluz que hay en esta zona, es difícil tomar fotografías y no puedo adjuntar detalles de los capiteles.
La portalada del lado oeste está protegida por una gran pórtico a modo de
nave previa a las del interior del templo. Tiene forma de torre-portalada y
fue construido en el año 1080. Está cubierto con bóveda de cañón rebajada,
reforzada por dos arcos fajones que se apoyan en pilastras adosadas al muro.
Este acceso es conocido como Lonja Mayor.
Este recinto estaba delimitado a ambos lados por dos parejas de arcos de medio
punto que apoyan en grandes capiteles esculpidos con motivos vegetales. Los
arcos del lado norte y el más próximo a la puerta del templo del lado
sur están cegados y contienen esculturas de épocas posteriores.
La portalada está formada por seis arquivoltas de medio punto que se apoyan
en un par de columnas con capiteles esculpidos. Estos son de tipo clásico.
Tres de ellos están historiados mientras que el cuarto está esculpido con
con motivos vegetales muy refinados. Rodea las arquivoltas un guardapolvo
ajedrezado.
Pero sin duda el elemento más característico de la portalada es su tímpano
esculpido. En él encontramos el conocido crismón trinitario flanqueado por dos
leones. El de la izquierda es el león misericordioso, que representa a Cristo
que perdona al pecador que se arrepiente. Este está representado por una
figura humana que hay entre las zarpas del león y que trae una serpiente a
sus manos. El del lado derecho tiene entre sus zarpas a un oso. Es un león
fuerte que vence al mal y a la muerte. Tanto el crismón como el dintel están
esculpidos con inscripciones que aleccionan a los fieles sobre cómo han
de actuar para conseguir la Salvación Eterna.
Durante muchos años se ha creído que este fue el primer Crismón
Trinitario y que ha servido de modelo a muchos de otras iglesias, como por ejemplo el de
San Martin
de Tours de Uncastillo o bien el de Santa
Maria de la Santa Cruz de la Serós. En el caso de este último, se ha
demostrado todo el contrario. El de Santa Maria de la Santa Cruz de la Serós
no es un crismón trinitario, si no que representa una rueda de carro y es
cronológicamente previo al de la Catedral de Jaca. Así pues,
Bajo el tejado del pórtico, nuevamente, encontramos canecillos esculpidos con
motivos geométricos, vegetales y animales.
En el muro sur de la catedral encontramos otra portalada, más antigua que la
del muro oeste, y que en el siglo XVII fue protegida con un pórtico. Este está
apoyado en siete columnas que tienen capiteles reaprovechados del ala norte del
desaparecido claustro, que se encontraba adosado al muro norte del templo.
Esta puerta se conoce con el nombre de Lonja Chica.
La portalada está formada por tres arcos de medio punto en gradación,
protegidos por un guardapolvo decorado con un ajedrezado. En el centro encontramos un
tímpano dónde hay dos elementos reaprovechados de un tetramorfo, que rodean el
símbolo de San Pedro.
El arco que rodea al tímpano está esculpido con palmas, mientras que el
arco central es liso y se apoya en dos columnas con los capiteles esculpidos.
Estos parece que fueron reaprovechados de otra ubicación, ya que las caras
empotradas en el muro también están esculpidas. El del lado derecho representa
el Sacrificio de Isaac. El del lado izquierdo, en cambio, nos habla de la
historia de la Burra de Balaam, un adivino de Mesopotamia que fue llamado por
el rey Balac para maldecir al pueblo de Israel. Los dos capiteles muestran un
trabajo muy minucioso y responden sin duda a las manos del
Maestro de Jaca.
También son obra de este maestro la mayoría de capiteles que sostienen el pórtico. Muestran motivos vegetales, así como arpías en forma de hombres pájaro
y aves enfrentadas. El más interesante de todos ellos es el que representa a
David rodeado de músicos. El capitel original fue sacado de este pórtico y
llevado
al Museo Diocesano. El que podemos contemplar aquí es una fiel reproducción,
que nos permite hacernos una idea de su magnífica calidad.
También podemos encontrar un capitel que no es del Maestro de Jaca, si no
del Maestro Doña Sancha, autor también de San
Pedro el Viejo de
Huesca. En él se representan escenas de la vida del Papa y mártir San
Sixto II. Sorprende ver esta iconografía, ya que Sixto II fue
papa a mitades del siglo III y era originario de Atenas. El motivo por el cual
se narró su historia en un capitel del claustro de esta catedral podría ser
que el diacono de Sixto II, que también fue martirizado, fue el encargado de
hacer llegar el Santo Grial a Huesca. Por lo tanto, es muy probable que a mediados del siglo XI esta reliquia estuviera custodiada en la catedral de
Jaca.
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