Província de Barcelona
Sant Andreu de Gurb
(Gurb, Osona)
41º 57,325'N ; 2º 13,311'E
Situada dentro el antiguo término del castillo de Gurb, era la parroquial de
la zona y aparece documentada por primera vez el año 942. Se trata de un
documento dónde se detalla la donación que el sacerdote Giscafred hizo del
templo a la casa de San Andrés apóstol. Poco antes del año 993 fue asignada,
como el resto de parroquias de la zona, al clérigo Bonfill por el obispo Froia.
Los Gurb-Queralt, familiares de Bonfill, eran los vicarios condales del
castillo de Gurb. Bonfill pasó a formar parte de los canónigos de la
catedral de
Sant Pere de Vic.
A la muerte de Bonfill, en el año 1007, el obispo de Vic asignó las parroquias al
sobrino del difunto, Berenguer de Gurb, que posteriormente llegó a proclamarse
obispo de Elna. Con motivo de este nombramiento, el obispo de Vic, intentó
recuperar el control de las parroquias. Bernat Sendred, señor del castillo de
Gurb, se opuso a este hecho y fue excomulgado en un concilio celebrado en Narbona y perdió las parroquias. Senfred se quejó al nuevo obispo de Vic,
Oliba, que tras valorarlo y consultarlo con el obispo de Narbona y otros
obispos, levantó la excomunión y le devolvió el control de las parroquias,
para que tuviera cuidado de ellas su hijo, Alexandre de Gurb, que tenía que ser clérigo.
En 1055 se volvió a repetir el conflicto entre el obispado y los Gurb, cuando
murió Alexandre. Su hermano Guillem Bernat retuvo las iglesias en contra de la
voluntad del obispado. Guillem fue excomulgado, hecho que provocó una
situación llena de tensiones y agresiones entre la casa de Gurb- Queralt y el
obispado. El conflicto se resolvió en 1080, cuando el nuevo obispo de Vic,
Berenguer Sunifred de Lluçà y el conde Ramon Berenguer II, consiguieron que
Guillem Bernat y su hijo reconocieran que retenían las parroquias injustamente.
A cambio de este reconocimiento, podrían continuar controlando las parroquias
hasta su muerte, pero ninguno de sus descendentes podrían reclamar su posesión.
De todos modos, la familia Gurb-Queralt fue renegociando con los obispos
correspondientes algún tipo de cesión sobre los derechos en estos templos
hasta el año 1165.
En el año 1091 se consagró la iglesia por el obispo Sunifred de Lluçà,
construida para sustituir a un templo anterior. En el siglo XII se reformó
profundamente, aprovechando únicamente el campanario y el fragmento de una
imposta del ábside.
En el siglo XVIII se vuelve a modificar su estructura, añadiendo la sacristía
y un pórtico nuevo.
El templo tiene una sola nave, rematada al este por un ábside semicircular.
La nave, bastante ancha, está cubierta con una bóveda apuntada y reforzada por
cuatro arcos fajones muy finos. El interior del templo no recuerda nada a la
época románica debido a las numerosas modificaciones que se realizaron entre
los siglos XVII y XVIII, cuando se construyeron capillas laterales. El
interior está decorado con pilastras y cornisas de tipo clásico.
Hay que salir al exterior para ver las trazas románicas del edificio. Es visible especialmente en el ábside y en varios fragmentos del muro de mediodía.
El campanario se encuentra en el sector sur. Está como encajado en el templo
actual, hecho que nos hace pensar que fue construido con anterioridad a este.
Se trata de una torre troncopiramidal, que seguramente fue construida a
finales del siglo X.
Esta tesis está avalada por el hecho de encontrar en su interior una puerta y
una ventana, ahora cegada, con arco de herradura.
Tiene tres pisos de altura, separados por dos frisos con decoración geométrica,
que se encuentran muy erosionados.
El último piso fue muy modificado y coronado con almenas en la reforma del
siglo XVIII.
En el ángulo sudeste, cerca del ábside, hay un bloque de piedra esculpido con
motivos geométricos y vegetales. Se cree que se trata de un elemento
prerrománico y que formaba parte de la iglesia anterior, probablemente era una
imposta de la portalada . También podemos encontrar, empotrado en uno de sus muros, una cabeza de monstruo reaprovechado.
En el Museo Episcopal de Vic se conserva el batiente de una puerta con restos
de su forja románica, datada en el siglo XII.
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