Provincia de Barcelona
Poblado de la Esquerda
(Les Masies de Roda, Osona)
41º 58,417'N ; 2º 18,775'E
El poblado de la Esquerda, era conocido antiguamente como Roda.
Desde 1977 se han realizado diversas campañas de excavación, que han
permitido poner al descubierto diferentes estructuras del antiguo poblado.
Se han identificado dos fases constructivas diferentes dentro del periodo
medieval: la primera entre los siglos VIII y XI y la segunda de los siglos
XII al XIV.
En las excavaciones se encontraron evidencias de que el lugar ya había
sido ocupado en la edad de bronce final, hacia finales del siglo VIII aC.
Probablemente esta ocupación se mantuvo durante la época romana, debido a
su importante situación estratégica.
Se cree que tuvo categoría de Civitas, es decir, ciudad o
municipio.
Esta civitas fue destruida durante las invasiones bárbaras.
Ya durante el dominio de los francos, se vuelve a ocupar el lugar de Roda
y se reconstruyen las fortificaciones, para utilizarlas como defensa en la
lucha contra los musulmanes.
Durante el siglo IX, Aissón, que se había sublevado en contra del dominio
franco de Luis el Piadoso, atacó y destruyó varias fortificaciones de Osona, entre ellas la de Roda.
El lugar se volvió a ocupar a partir del año 927. A partir de este momento
empiezan a encontrar documentos que nos hablan de su situación, sus
ocupantes, así como de la existencia de molinos.
En el siglo XI se hace referencia en el
iglesia de San Pedro , que un siglo más tarde ya aparece con la
condición de parroquia de Roda.
A principios del siglo XIV el lugar fue fortificado por los Cabrera, como
consecuencia de los litigios que esta estirpe tenía con el obispado de Vic.
A medida que las disputas fueron en aumento, la población fue abandonando
el núcleo de Roda para establecerse en torno a la iglesia de Santa María,
que era un lugar más seguro y donde terminaría formándose el núcleo actual
de Roda de Ter.
Se cree que la fortificación de Roda fue parcialmente destruida en el
ataque que ordenó Jaume II contra las posesiones del vizconde de Cabrera
en el año 1302. Posteriormente el monarca autorizó la reconstrucción de
los edificios dañados.
El obispo de Vic, no estaba conforme con esta reconstrucción y consiguió
el visto bueno real para destruir definitivamente esta ciudad.
Cuando nos acercamos a la ciudad, lo que primero vemos es la muralla de
origen ibérico, formada por grandes sillares de piedra seca, que
posteriormente fue reutilizada en época medieval, rellenando con argamasa
la unión entre las piedras.
Durante la campaña de excavación realizada en 1984 se descubrió una
segunda línea fortificada, que llega hasta el río.
Una vez atravesada la muralla, nos encontramos con restos de casas
medievales, básicamente de la segunda época del poblado, es decir de los
siglos XII y XIII.
Estas son de pequeñas dimensiones, formadas por una o dos habitaciones, de
planta cuadrada o rectangular.
Gracias a las excavaciones realizadas, se ha podido saber que estas casas
tenían cubiertas de tejas.
Estas casas se organizaban alrededor de una plaza, configurando callejones
estrechos y pequeños.
En el centro de la plaza, siguiendo la trayectoria de una grieta que hace
el terreno, encontramos tumbas antropomorfas excavadas en la roca.
De todos modos, la mayor concentración de tumbas de este tipo se encuentra
alrededor de la
iglesia de San Pedro , especialmente cerca del muro de tramontana.
La mayoría están con la cabeza orientada hacia poniente, a excepción de
algunas que siguen la orientación natural de la roca.
Estas tumbas no son de la misma época que la iglesia ni las viviendas
conservadas,
sino que corresponden al poblado que existía entre los siglos IX y X.
Seguro que en esta época las casas eran de madera, por lo que no se han
conservado.
Si que se han conservado los cimientos del templo prerrománico, en el
presbiterio del templo actual.
La mayoría de las estancias excavadas en el poblado tienen el suelo
irregular, siguiendo los desniveles del terreno.
Por eso sorprende el hallazgo que se hizo durante las excavaciones de
1984, donde se encontró una casa con el suelo trabajado y aplanado, y con
una pared que divide el espacio interior en dos.
En la plaza también encontramos una estancia singular.
Se trata de una habitación donde se guardaban piedras y losas ordenadas
por tamaños.
Se cree que era el almacén de un cantero.
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