Castilla y León - Provincia de Soria
Iglesia de San Juan de Rabanera
(Sòria)
41º 45,792'N ; 2º 27,976'O
Templo edificado a finales del siglo XII en el barrio ocupado por repobladores
que venían de la población castellana de Rabanera.
Tiene planta de cruz latina, a la que en los siglos XV y XVI se le añadieron
dos capillas laterales después del transepto. La única nave está
acabada en un ábside semicircular, precedida de un amplio presbiterio. La nave
está cubierta con una bóveda del siglo XVIII, que sustituyó a la original románica.
En el muro este de los dos lados del transepto hay excavado un ábside en su
parte interior, iluminados por una ventana de aspillera y precedidos de un arco
apuntado. El transepto está cubierto con bóveda de cañón ligeramente
apuntada.
Por la parte exterior, lo más destacado es el león sujetando una presa,
que encontramos en la parte superior del muro. También son dignas de mención
las ventanas de medio punto que iluminan el transepto. Son de medio punto y
están decoradas con una arquivolta que descansa en dos columnas con los
capiteles esculpidos.
El transepto y la nave se encuentran en el crucero, cubierto con una bóveda
semiesférica apoyada en cuatro trompas. Esta se transforma en el exterior en
un cimborrio de planta cuadrada, que fue ampliado en el siglo XVI.
El ábside es de factura muy original, similar al de la vecina iglesia
de San Nicolás. Está dividido en cuatro espacios mediante tres
pilastras, que están decoradas a partir de la moldura, que divide el ábside
en dos niveles. Las pilastras llegan hasta la cornisa, decorada finamente, dónde
encontramos unos capiteles esculpidos con motivos vegetales.
Curiosamente no encontramos una ventana en la parte central del ábside, si no
la pilastra que separa los dos espacios centrales. En estos se abre una
ventana de medio punto ligeramente apuntada. Está decorada con una arquivolta
en forma de bocel que se apoya en dos columnas con los capiteles esculpidos
con motivos vegetales. Junto al capitel encontramos esculpida una flor. El
espacio que hay entre la arquivolta y la parte abocinada de la ventana está
decorado con unos motivos que nos recuerdan a unos pétalos.
Los dos espacios laterales del ábside también tienen ventanas, en esta ocasión
dobles y cegadas. Están divididas en tres espacios. En el inferior, el más
sencillo, encontramos unas incisiones verticales. El central, en cambio, tiene
un gran rosetón inscrito dentro de un marco decorado con botones. El superior
tiene siete flores de muy sencilla factura.
También están esculpidas los canecillos dónde se apoya la cornisa, si bien
la gran mayoría han quedado muy deteriorados por la erosión.
Interiormente el ábside también se encuentra dividido en cuatro espacios
gracias a columnas adosadas. Estas tienen capiteles esculpidos con motivos
vegetales y se prolongan por la bóveda en forma de nervios.
Otro de los elementos más interesantes del templo es su portalada oeste.
Curiosamente esta no formaba parte del templo, si no que fue trasladada piedra
a piedra desde la iglesia de San
Nicolás
en 1908.
La forman cuatro arquivoltas de medio punto que se apoyan en tres parejas de
columnas La arquivolta más interior está decorada con semicírculos que se
van interseccionando, recordándonos los arcos del claustro de San
Juan de Duero, y rodea a un tímpano ricamente esculpido.
San Nicolás de Bari, el titular del templo de dónde proviene la portalada,
se encuentra en el centro del tímpano, con el báculo y la mitra. A ambos
lados tiene varios personajes que traen un incensario, los Evangelios y báculos.
Los capiteles son historiados. Los interiores son de mayores dimensiones. En
el del lado izquierdo podemos ver representada la aparición de Cristo a los
apóstoles después de la resurrección, con Santo Tomás poniendo el dedo en la llaga. En el lado derecho encontramos
a San Nicolás intercediendo por
tres soldados ante el emperador Constantino.
El resto de capiteles se apoyan en las columnas y son de menores dimensiones
que los ya citados anteriormente. El segundo capitel del lado izquierdo
representa a Cristo cenando en casa de Simón, con Maria Magdalena lavándole los
pies. En el siguiente se representa a las Tres Marías ante el Sepulcro vacío.
El más exterior tiene esculpida la aparición de Cristo, que tiene la cabeza
muy erosionada, a Maria Magdalena.
En el lado derecho encontramos nuevamente a San Nicolás con un prisionero
esposado, mientras que otro se postra sus pies agradeciendo que lo haya
salvado. En el siguiente capitel, pese a que está muy deteriorado, se puede
observar a una figura masculina y la mano y la parte inferior de otra. Por su
parte el más exterior tiene esculpido el milagro de los panes.
Sobre la portalada encontramos canecillos, algunos de las cuales todavía están
esculpidos.
En el muro sur, medio oculta por la capilla lateral añadida posteriormente,
encontramos la antigua puerta de acceso al templo. Hoy en día cegada.
Está formada por dos arquivoltas de medio punto. La más exterior, protegida
por un guardapolvo, tiene forma de bocel en la arista. La interior, en cambio
tiene semicírculos ínterseccionándose, como pasa en la puerta de la de San
Nicolás. Esta se apoya en dos columnas con los capiteles esculpidos con
motivos vegetales. El tímpano también esta decorado con dos rosetones. La
ventana abierta en su interior es de factura posterior.
Todo el templo está reseguido por una cornisa esculpida que se apoya en
canecillos.
Desgraciadamente la erosión no ha permitido que nos hayan llegado demasiados
de los originales.
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