Castilla y León - Provincia de Salamanca
Catedral Vieja
(Salamanca)
40º 57,635'N ; 5º 39,960'O
La Catedral Vieja de Salamanca es conocida con este nombre, por que al
construir un templo nuevo en el siglo XVI, no se destruyó el edificio románico,
si no que se edificó en el solar adyacente.
En el año 1102, Raimundo de Borgoña y su esposa doña Urraca, donaron
varios bienes y rentas al obispo Jeronimo de Périgord para que se reparara
el templo dedicado a Santa Maria, que durante la ocupación musulmana había
perdido el culto.
Sobre este templo visigodo o prerrománico se empieza a construir la nueva
iglesia, que recibirá numerosas donaciones por parte de los monarcas
castellanos Alfonso VII, Fernando II y Alfonso X. En 1175 se tiene constancia que
ya se habían levantado los muros del crucero, pese a que las obras avanzaban con lentitud. En el siglo XIV fue necesaria
una colecta para poder
finalizar definitivamente el templo.
Inicialmente fue construida con planta de cruz latina. Esta fue ligeramente
modificada al construir la
catedral nueva, por que se destruyó el brazo norte del transepto y parte del ábside
lateral de este sector. Está formada por tres naves, divididas en cinco tramos
y acabadas en tres ábsides semicirculares. Como ya hemos comentado, el del
lado norte desapareció al construirse la
nueva catedral.
El ábside principal está dividido en tres espacios mediante columnas adosadas,
que tienen sus capiteles esculpidos con motivos vegetales.
En cada uno de estos espacios se abre una ventana de medio punto y abocinada. Están decoradas con una arquivolta decorada con elementos cilíndricos
y un guardapolvo ajedrezado. El arco descansa en dos columnas, los capiteles de
las cuales están decorados con motivos vegetales, grifos, centauros y otros
animales fantásticos.
Bajo las ventanas encontramos una imposta ajedrezada. Este mismo motivo se
representó en la cornisa que hay bajo el tejado y que se apoya en canecillos
esculpidos.
El interior del ábside queda oculto por un gran retablo gótico. Fue pintado en
en 1445 por Nicolo Florentino. Lo forman cincuenta y tres tablas pintadas al
temple, donde se narran varias escenas de la vida de Jesús y María.
En la bóveda podemos ver la escena del Juicio Final.
Preside el retablo la imagen de la Virgen de Vega, patrona de Salamanca. Se
trata de una imagen románica del siglo XII, donde Maria sentada, hace de trono
a su hijo, que le tiene sentado en el regazo. La imagen está recubierta con
cobre
esmaltado y piedras preciosas.
En el tramo presbiteral podemos observar varios sepulcros de miembros de la
familia real castellana.
El ábside sur tiene una única ventana en la parte central, similar a las del
ábside principal, debajo de la cual hay una imposta ajedrezada.
Las naves están separadas por cinco pares de pilares cruciformes, con
columnas adosadas en los lados planos, que sirven de descarga a los arcos
fajones y formeros. En los dos casos se trata de arcos apuntados.
Tanto la nave principal como las laterales y el brazo sur del transepto están
cubiertos con bóvedas de crucería.
Los gruesos nervios de la nave central descansan en columnas adosadas a los
ángulos interiores de los pilares cruciformes.
Los capiteles están decorados con un amplio abanico de motivos escultóricos
entre los que podemos ver motivos vegetales, zoomórficos, arpías, grifos,
ángeles, demonios y figuras humanas.
En la intersección del transepto y la nave principal se levanta uno de los
elementos más interesantes de la catedral: el cimborrio.
Una gran cúpula se apoya en en pechinas. Está formada por dos niveles de
ventanas algunas de ellas cegadas y flanqueadas por pequeñas columnas con
capiteles vegetales dónde vemos hojas de acanto y piñas. Los arcos de las
ventanas del nivel inferior son de medio punto, mientras que los del piso
superior son polilobulados. Entre dos ventanas encontramos una gruesa columna,
que sirve de apoyo a uno de los dieciséis nervios que sostienen la cúpula.
Si interiormente el cimborrio es digno de ver, no podemos dejar de admirar su
imagen exterior. Es conocido popularmente como la Torre del Gallo, gracias a
la veleta con que se corona la cúpula, que está decorada con bolas en las
aristas.
Tiene planta cuadrada, y dos niveles de altura. En cada uno de estos niveles
encontramos las ventanas que iluminan el interior del crucero, las del nivel
superior decoradas con bolas. En los ángulos encontramos cuatro torres
cilíndricas cubiertas con un tejado cónico.
El brazo norte del transepto no se ha conservado, pero seguramente era
similar al sur.
En él se alojan numerosos sepulcros, realizados entre los siglos XII y XV y
que pertenecían a nobles y benefactores de la catedral. Algunos de ellos
todavía conservan la policromía.
Se distribuyen de manera totalmente anárquica por los muros del transepto
algunas pinturas góticas, en las que podemos ver a un Cristo en Majestad, las
imágenes del Tetramorfos, San Cristóbal y la Virgen. Una pequeña puerta,
situada en este sector, nos conduce hacia el
claustro.
En el muro oeste del templo se abre una puerta, formada por dos arquivoltas apuntadas,
que actualmente no tiene utilidad. La arquivolta interior descansa en dos
columnas con los capiteles vegetales.
Sobre la puerta encontramos una bella ventana geminada, con dos arcos de medio
punto apoyados en columnas, que también tienen sus capiteles vegetales.
En este sector encontramos dos torres, que custodiaban la puerta de acceso al
templo. Son conocidas como "la de las campanas" y " la Mocha". Estas se
construyeron como elementos religiosos, pero también defensivos. Es por este
motivo que sobre el pórtico de acceso al templo se construye un aposento
conocido como la Sala del Alcaide. Ya en el siglo XIII se termina de construir
la torre Mocha, de planta cuadrada y que alojaba en su interior la prisión.
La torre de las campanas fue aprovechada en la construcción de la
catedral nueva. En el siglo XVI se decide aumentar su altura con
un nuevo cuerpo, de estilo plateresco. En 1705 sufrió un incendio, que obligó
a restaurarla. Estas obras se aprovecharon para construir un nuevo piso. El
terremoto de Lisboa de 1755, causó numerosos desperfectos, que estuvieron a
punto de hundirla. Por suerte se pudieron reforzar sus muros y salvarla así de
la destrucción.
En su parte inferior encontramos la capilla de San Martín, también conocida
como capilla de los aceites, por que aquí se guardaban las tinajas con el
aceite que servía para iluminar la catedral. Fue fundada por el obispo Pedro
Pérez, el cual fue enterrado en esta capilla. A su lado encontramos el
sepulcro de Rodrigo Díaz. En 1262 se cubrieron sus muros con pinturas murales
góticas, entre las que destaca la escena del Juicio Final.
Alrededor de la puerta de acceso a la capilla, a los pies de la nave norte de
la catedral, también encontramos unas pinturas murales, donde se representa a
San Martín partiendo su capa para darla a un pobre.
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