Reino de Navarra
Colegiata de Roncesvalles
(Roncesvalles)
43º 0,576'N ; 1º 19,171'O
Lugar que tiene un lugar destacado dentro la mitología medieval. La Canción
de Roldán nos explica que en este lugar se produjo una terrible batalla entre
musulmanes y cristianos en la que murió el héroe Roldán, un caballero
cristiano famoso por sus hazañas.
El hecho real en el que se basa esta leyenda pasó en el año 778. Los vascones
atacaron por sorpresa la retaguardia del ejercido de Carlomagno, que no conocía
la derrota hasta aquel momento. Carlomagno no pudo vengar la muerte de su
caballero, por que no sabía dónde encontrar a su enemigo. Y es que el
lugar de la batalla no se conoce con precisión, pero la tradición la sitúa
a pocos kilómetros de dónde hoy se levanta la colegiata.
Pero la importancia de Roncesvalles le viene dada por ser la entrada a la península
del camino de Santiago que proviene de la Europa central. Alrededor del
camino se construyó un hospital, dormitorios, comedores, una iglesia y un
cementerio para los peregrinos.
El edificio más antiguo que se conserva es el Silo de Carlomagno o también
conocida como capilla del Espíritu Santo. Dice la tradición que lo mandó
construir el monarca para enterrar en él a Roldán y el resto de
soldados muertos en la batalla. También se custodiaba en su interior la piedra que
Roldán partió con su espada. Data del siglo XII, pese a que ha sufrido
numerosas modificaciones a lo largo de los siglos.
La parte central la ocupa un gran pozo, cubierto con bóveda de cañón, que
sirvió de ossario para los miles de peregrinos que murieron a lo largo de los
siglos en este lugar.
Sobre el pozo encontramos la capilla propiamente dicha. Tiene planta cuadrada
y está cubierta por una bóveda de crucería con dos nervios marcados.
En el siglo XVII, al hundirse el claustro gótico de la colegiata, los monjes
empezaron a enterrar a sus miembros en este espacio, tradición que se ha
mantenido hasta nuestros días, porque todos los habitantes de
Roncesvalles-Orreaga tienen derecho a ser enterrados en esta capilla. Son de
esta época las galerías con arcos de medio punto que rodean el silo.
A su lado encontramos la capilla de Santiago. Se edificó en el siglo XIII
y a pesar de sus reducidas dimensiones, era el templo parroquial hasta el siglo
XVIII.
Tiene planta rectangular y cabecera plana. Sus muros, originariamente románicos,
sostienen una bóveda de crucería gótica muy sencilla.
La puerta de acceso la encontramos en el muro oeste. La forman tres
arcos apuntados en gradación, que se apoyan en parejas de columnas con
capiteles esculpidos muy esquemáticamente con motivos vegetales. En el tímpano
encontramos un crismón muy erosionado. Coronan la fachada un ojo de buey y un
campanario de espadaña añadidos en el siglo XX.
Pero sin duda el elemento más interesante de Roncesvalles es su colegiata. Fue construida alrededor del año 1200 como una pequeña catedral, se cree que
sobre los restos de un templo anterior. Es el mejor ejemplo de gótico francés
que podemos encontrar en Navarra. Su impulsor fue Sancho VII el Fuerte, que
también la escogió para construir su panteón.
El templo sufrió numerosos desperfectos con el paso de los siglos,
especialmente con los incendios de 1445, 1468 y 1626. Es después de este
último incendio que se decide restaurar el templo con criterios barrocos,
ocultando la factura gótica en casi todo el templo. Sólo se salvaron el ábside
y el primer tramo de la nave. En 1940 se procedió a restaurar el templo,
devolviéndole la apariencia gótica.
La fachada también fue reconstruida durante esta restauración. De la fachada
original gótica sólo queda en pie la puerta de acceso, muy reformada. Está
formada por arquivoltas apuntadas, que rodean un tímpano de factura moderna.
Tiene planta basilical de tres naves, divididas en cinco tramos. La central
está acabada en un ábside poligonal con vidrieras de factura moderna. Las
laterales, en cambio, tienen cabecera plana.
La separación entre naves se hace mediante arcos formeros apuntados, que se
apoyan en pilares circulares. Estos también recogen la fuerza de los nervios
que sustentan las bóvedas de crucería con que están cubiertas las naves.
Sobre los arcos formeros, en la nave central, encontramos el triforio, que
tiene cuatro arcos apuntados en cada tramo de la nave.
La imagen de la Virgen de Roncesvalles preside el templo. Se trata de una
talla de madera gótica, del siglo XIV y que posteriormente fue forrada en
plata. Destaca por su naturalidad, especialmente visible en los rostros de la
Virgen y del Niño.
Bajo el presbiterio y parte del crucero, para salvar el fuerte desnivel
del terreno, se construyó una cripta, que mantiene la forma poligonal del ábside
del templo. El primer tramo está cubierto con una bóveda de cañón
ligeramente apuntada, mientras que la cabecera tiene una bóveda gótica, donde
los nervios todavía conservan la policromía. Lamentablemente no se permite su
visita, salvo en ocasiones muy especiales.
Adosado al muro sur del templo encontramos el claustro. Una fuerte nevada
hundió el claustro gótico en el año 1600. Algunos cronistas de la época lo
comparaban con el de la Catedral
de
Pamplona. Posteriormente se reconstruyó en el mismo siglo XVII con
robustos arcos apuntados y sin ninguna decoración, para que no se volviera
a repetir la historia.
El elemento más destacado del claustro gótico es su sala capitular. También
es conocida como capilla Real o capilla de San Agustín. Se accede a ella a
través de una gran puerta apuntada, flanqueada por dos ventanas también
ojivales, con un esquema similar a la capilla de los Barbazana de la Catedral
de Pamplona.
Tiene una planta cuadrada, cubierta con una impresionante bóveda estrellada,
con las claves decoradas.
En el centro de la sala encontramos el sepulcro de Sancho VII el Fuerte, que
fue instalado en esta capilla en el año 1912. Del original sepulcro del monarca
sólo se conserva la losa con la imagen del rey esculpida, del siglo XIII.
En el muro este se abre una pequeña capilla cubierta también con bóveda de
crucería, con la clave esculpida con la imagen de Cristo bendiciendo.
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