Aragón - Provincia de Huesca


Castillo de Montañana
(Puente de Montañana, Ribagorza)

42º 09,765'N ; 0º 40,614'E   




Vale la pena acercarse a la población de Montañana y recorrer sus calles, que conservan su aspecto medieval. Sorprende que el pequeño pueblo actual fuera la segunda ciudad del condado de Ribagorza, llegando a tener 150 fuegos en 1381. El motivo es su situación estratégica y en la frontera, que propició la construcción de una importante fortificación.


La primera referencia histórica en el lugar de Fontangana la encontramos en un documento de compra-venta del monasterio de Santa María de Alaó del año 916. En este caso, vemos escrita una F encima una M, sin que se conozca el motivo. A finales del mismo siglo ya encontramos documentos que hacen referencia a un castillo en este lugar.

Se cree que sufrió los estragos de la invasión sarracena del 1006 y estuvo bajo dominio musulmán hasta el año 1020 en que fue recuperado por el conde Ramon III de Pallars Jussà en concordancia con Sancho III de Pamplona.

En 1053, Ramon IV de Pallars Jussà firmó una conveniencia y un perdón con Arnau Mir de Tost, por la que le cedía la señoría de Montañana, Mur y Llimiana a cambio de quince onzas de oro de Barcelona. En 1055 Ramon V de Pallars Jussà se casó con Valença, hija de Arnau Mir de Tost. El mismo día, Ramon V empeñó a su suegro los castillos de Mur y Llimiana, Areny y Montañana como garantía de la dote que debía recibir Valença en el plazo de un año, según establecía la ley visigótica. La dote fue entregada a Valença el 16 de Octubre de 1056 y consistía en el castillo de Mur y la mitad del castillo de Areny. En 1064 se vuelve a repetir la operación de empeño de los castillos de Mur, Llimiana y Montañana como garantía de no quitarle el castillo de Arén a Arnau Mir. La mujer de Arnau Mir de Tost, Arsenda, dejó en testamento a su hija Valença y a su nieto Arnau Ramon de Pallars Jussà el castillo de Montañana, pasando nuevamente la señoría a los condes de Pallars Jussà.

En 1190, el rey Alfonso II puso sitio al castillo de Montañana, en su lucha contra el vizconde de Àger y Cabrera por la herencia del Pallars Jussà. Finalmente el monarca anexionó a la Corona Montañana y posteriormente el condado (1192). Este dominio sobre la población de Montañana por parte de los monarcas catalanoaragoneses fue breve, pues en 1229, Jaime I se vendió o perdió numerosos feudos ribagorzanos, entre el que se encontraba el de Montañana.

En el siglo XIII se creó la universidad de Montañana, que era un órgano de gobierno local, formada por cónsules y jurados. Esta formaba parte de la Junta General de Ribagorza y ​​por lo tanto tenía que admitir a araneses en esta institución (1265). Por este motivo también se requirieron tropas para defender el Aran de las invasiones francesas.

A finales del siglo XIII Montañana volvió a manos de la Corona, pues a principios del XIV era lugar de realengo. Desde 1322 Montañana y el nuevo núcleo del Puente pasaron a formar parte del tercer condado de Ribagorza, momento en que se rehizo la fortificación. Desde entonces y hasta la desaparición de los poderes señoriales, la jurisdicción del lugar estaba dividida en tres poderes: el dominio real estaba infeudado los varones de Mur, el dominio condal tenía la jurisdicción civil y criminales aparte de los deberes militares y la castellanía estaba en manos particulares.

Del castillo se conserva una pequeña parte de su torre circular. Desgraciadamente la dejadez de las instituciones nos ha privado de poder disfrutar de una mayor parte del castillo, pues tal y como podemos observar en esta imagen de finales del siglo pasado, la torre mantenía la mitad de su perímetro, si bien una gran grieta hacía prever el fatal desenlace. Actualmente se conserva en pie, apenas, una cuarta parte de la circunferencia. La consolidación de los restos llegó demasiado tarde ...


* Fotografía extraída de www.fototeca.cat de Enciclopedia Catalana

Esta torre se construyó cerca del año 1000 con el fin de proteger el paso hacia los valles del norte. La torre, que inicialmente era de vigilancia y refugio, muy pronto se convirtió en residencia feudal de los señores de Montañana.

De lo que se ha conservado podemos deducir que presentaba una altura aproximada de 12 metros y tenía casi 5 metros de diámetro interior, con unos muros de aproximadamente 2,5 metros de espesor.


El espacio interior estaba dividido en cuatro plantas. El inferior, con una altura de unos cuatro metros, era utilizado como despensa, por lo que no tiene ninguna apertura al exterior.

En el piso principal se abría la puerta principal, orientada hacia el este y de la que se ha conservado un montante y tres dovelas del arco de medio punto.


Encima se alzaban dos pisos más. El tercero no tenía ninguna apertura, al menos en la mitad de tramontana, que se había conservado hasta finales del siglo XX. Si que se observaban restos de ventanas de medio punto en el piso superior, ahora desaparecidas.


Las dependencias del castillo ocupaban buena parte de la parte superior de la colina, donde también estaba la iglesia de San Martín, ahora conocida como Santa María de Baldós. Por debajo de este primer nivel defensivo, se construyó un segundo nivel de murallas, de las que se ha conservado un portal y una alta torre, probablemente construidos en época gótica, cuando el castillo se reforzó en entrar a formar parte del tercer condado de Ribagorza. Esta torre fue utilizada posteriormente como prisión.


En el cerro de enfrente y dominando el pueblo desde la otra orilla del barranco de San Juan, encontramos otra torre circular, que también ha perdido la mitad de su perímetro. En este caso era una torre de vigilancia edificada en el siglo XIII. Tiene una altura de 12 metros con unos muros de casi un metro de ancho. En los dos pisos inferiores se abren algunas ventanas en forma de aspillera.