Provincia de Lleida
Santa Eulària d'Unha
(Naut Aran, Val d'Aran)
Iglesia situada en la parte más alta del casco urbano de Unha.
Tiene planta basilical de tres naves, separadas entre sí por cuatro arcos
formeros, que se apoyan en pilares circulares.
Estos también sirven de apoyo a los arcos fajones, que refuerzan las bóvedas
del templo.
La
nave central está cubierta con bóveda de cañón y las laterales con cuarto de
círculo.
Las tres naves están acabadas en tres ábsides semicirculares.
El
ábside central está unido a la nave a través de un amplio tramo presbiteral,
mientras que los laterales se unen directamente a las naves.
La
decoración de la cabecera es del tipo lombardo con arcos ciegos, lesenas y un
friso de dientes de sierra hechos con piedra pómez.
El
ábside central tenía tres ventanas de doble derrame.
El
arco de medio punto exterior es monolítico.
La
ventana del lado norte y la central aún se conservan, mientras que la del lado
sur fue sustituida por una más moderna y más grande.
Los ábsides laterales también tenían una ventana de medio punto y abocinada en
su parte central, actualmente cegada.
El
arco monolítico, en este caso, es doble.
Los ábsides han quedado ocultos por la parte interior debido a la instalación
de retablos.
Sin embargo, si que podemos acceder al interior del ábside central, pues fue
convertido en sacristía.
En
él, en los últimos años, se han localizado pinturas murales de época románica.
Desgraciadamente, la presencia del retablo barroco y las estructuras que lo
sustentan dificultan su contemplación.
En
la parte central de la cuenca absidal aún podemos entrever la imagen del
Pantocrátor dentro de la mandorla mística.
Los restos de la imagen del Cristo en majestad están divididos en dos
fragmentos.
En
el superior aún se puede ver su cara.
La
rodeaban las figuras del Tetramorfos de las que sólo se conserva el león de
San Marcos y un fragmento del águila de San Juan.
En
el registro intermedio encontramos el colegio apostólico.
Desgraciadamente sólo se ha conservado la cabeza de dos de ellos y la parte
inferior de otros dos.
Nuestra visita al templo coincidió con que una de las bombillas que iluminan
estos apóstoles estaba fundida, lo que dificultaba su observación y por lo
tanto tomar fotografías.
A
pesar de ello, aquí te mostramos su aspecto.
Junto a la ventana vemos pequeños restos de los cuerpos de otros dos
apóstoles.
La
parte inferior estaba decorada con cortinajes.
El
resto de fragmentos que se han conservado son tan exiguos que no se puede
identificar su contenido.
Mejor suerte han sufrido las pinturas renacentistas, también recuperadas
recientemente.
En
el muro de tramontana y frente a la puerta de entrada vemos un grupo de
pinturas dedicadas a la Pasión de Cristo.
Desgraciadamente quien decidió su iluminación una vez restauradas no optó por
una luz indirecta, más uniforme y que permitiría una mejor contemplación de
las pinturas, sin reflejos, sin zonas excesivamente iluminadas y en cambio
otras más oscuras.
De
ahí que las siguientes imágenes que os ofrecemos no tienen la calidad deseable
para poder visualizar correctamente las escenas de las pinturas.
Están datadas en el siglo XVI.
La
narración comienza por la derecha con la oración de Cristo en Getsemaní.
Le
siguen las escenas del beso de Judas, la flagelación, Poncio Pilato lavándose
las manos, Cristo camino del Calvario, la Crucifixión y el Juicio Final.
A
la derecha de este grupo pictórico encontramos otro dedicado a San Germán de
Auxerre, datadas a principios del siglo XV. Nos encontramos con un santo muy
habitual en territorio francés, pero que no tiene veneración en tierras
catalanas.
La
explicación la tenemos en la dependencia de las iglesias del Valle de Aran
respecto del obispado de Sant Bertran de Comenges hasta 1802.
Se
representan escenas de la vida de San Germán, que rodean a la figura del santo
vestido de obispo.
En
la bóveda de este tramo pero de la nave sur encontramos unas pinturas únicas
en todo el territorio catalán.
Son de influencia francesa y representan las siete virtudes teologales y
cardinales, rodeadas de motivos vegetales.
Debajo suyo están representados Adán y Eva flanqueando el Árbol Prohibido, donde
está enroscada la serpiente.
También vemos a San Sebastián, en el otro lado de la ventana.
Los muros del templo encontramos varios sillares que presentan decoración a
base de espirales o motivos vegetales, así como grabados en forma de espina de
pescado.
Son con toda probabilidad elementos reaprovechados de una construcción
anterior.
Uno de estos sillares se encuentra justo sobre la puerta de acceso al templo.
En
él se grabó un rudimentario crismón, al que acompañan motivos vegetales en
forma de espirales.
La
puerta de acceso es de muy sencilla factura, formada por un simple arco de
medio punto.
En
la puerta se conserva un cerrojo de tradición medieval.
En
la fachada sur podemos ver los canecillos en que se apoyaba la antigua cornisa.
En
ellos se esculpieron cabezas humanas, de animales y motivos heráldicos.
En
el lado sur del presbiterio vemos un arco ciego.
Sin duda, nos encontramos con un elemento reaprovechado y recolocado en este
lugar.
La
mayoría de ventanas que tiene en la actualidad el templo no son de la época en
que se construyó.
Sólo quedan algunas de la cabecera.
El
resto son de factura posterior: una gótica y el resto modernas.
La
torre de campanario está situada en el ángulo noroeste y se alzó en el siglo
XVIII, posiblemente sobre uno anterior.
En
la cabecera podemos encontrar otro campanario, en este caso de espadaña y un
solo ojo.
En
el interior del templo se conserva una pila bautismal de gran tamaño, datada
a finales del siglo XII o principios del XIII.
Está formada por un vaso semicircular decorado con motivos de tipo geométrico.
Podemos ver una cruz, rodeada por pequeños rectángulos y otras más grandes con
un aspa dentro.
El
siguiente tramo está decorado con unas hileras horizontales, que presentan
unos motivos inclinados a modo de espina de pescado.
El
registro inferior, por el contrario, tiene un motivo de zigzag.
Completan la decoración ocho bolas, distribuidas en dos hileras verticales.
A
su lado comienzan de nuevo las hileras horizontales en forma de espina de
pescado, interrumpidas por una estrella de cinco puntas.
Su
apoyo está formado por una columna cilíndrica decorada con cuatro bolas.
Hay otra pila bautismal, en este caso de inmersión.
Tiene forma prismática y la cara frontal está decorada con diferentes
elementos geométricos como cuadrados, círculos y ondulaciones sin un orden
aparente.
Entre ellos destacan una cruz latina y una griega.
En
uno de los laterales encontramos otra cruz flanqueada por dos esferas.
En
la parte superior hay un rebajado para colocar la tapa de madera.
Su
interior conserva restos de aceite, lo que nos indica que en algún momento
dejó de cumplir su función principal para convertirse en una pila de aceites.
Ante la puerta de acceso encontramos una pila de agua bendita.
Está decorada con una doble cinta ondulada.
En
los espacios vacíos que crea la cinta se esculpieron unos círculos dentro de
los cuales encontramos flores de cuatro pétalos o flores de lis.
Su
apoyo tiene una hilera de bolas en la parte superior y dos más en un segundo
registro.
Como la primera pila bautismal que hemos descrito, estaría datada a finales
del siglo XII o principios del XIII.
El
último elemento románico que conserva el templo lo encontramos en el
presbiterio principal.
Se
trata del pie de altar.
Tiene casi un metro de altura y una forma lobulada, hecha con cuatro columnas
adosadas.
En
la intersección existente entre columnas, se colocaron tres esferas.
Este motivo de decoración lo encontramos en la base, donde vemos unas pequeñas
bolas.
También bajo el ara de altar del ábside sur encontramos un elemento decorado y
probablemente reaprovechado.
Nuevamente su decoración es a base de motivos geométricos.
|