Provincia de Lleida
Sant Esteve d'Abella de la Conca
(Abella de la Conca, Pallars Jussà)
Las primeras noticias que nos han llegado de este templo datan del año 1110,
cuando aparece citado en el testamento de Guillem Guitard de Caboet, que cedía
a esta iglesia el diezmo que recibía de la villa de Abella.
Sin embargo, el templo se construyó dentro del siglo XI en estilo lombardo.
Tiene planta basilical de tres naves acabadas en tres ábsides semicirculares,
decorados con un friso de arcos ciegos.
También encontramos esta decoración en los muros laterales de la nave
principal.
En
cada uno de los tres ábside se abre una ventana de medio punto y abocinada,
centrada en el tambor abisdal.
Las naves están cubiertas con bóvedas de cañón reforzadas con arcos fajones,
que arrancan de pilares semicirculares adosadas a los pilares rectangulares.
En
el año 2008 se restauró completamente todo el interior del templo.
En
el transcurso de estas obras se volvió a abrir la nave del lado norte, que
había sido muy modificada a lo largo de los siglos, pues se tapió para
convertirla en capillas laterales y la sacristía, que ocupaba el ábside norte
y el primer tramo de la nave.
Este hecho permitió descubrir pinturas murales de épocas posteriores, que
decoran los arcos formeros.
La
nave del lado sur, en cambio, se tuvo que hacer más estrecha para colocar la
base del campanario.
Este tiene planta rectangular y tres pisos de altura.
En
los dos superiores es donde encontramos las aberturas para las campanas:
geminadas en los muros este y oeste y triples en el sur y el norte.
En
el piso superior del lado sur, las ventanas triples se sustituyeron
posteriormente por dos grandes ventanas de medio punto.
La
decoración sigue los cánones típicos de la arquitectura lombarda como lesenas,
arcos ciegos y frisos de dientes de sierra.
La
puerta principal está situada en el muro oeste.
Está formada por un arco de medio punto con una arquivolta.
Corona la fachada una gran ventana de medio punto.
En
el muro sur encontramos otra puerta de medio punto mucho más sencilla.
Desgraciadamente, en nuestra visita por el Pallars Jussà, realizada en el
verano de 2013, no pudimos acceder al interior del templo y por tanto no
podemos mostrar imágenes de cómo ha quedado el templo una vez finalizada la
restauración.
Al
llegar al templo nos sorprendió ver un cartel donde se indicaba que se
realizaban visitas guiadas por 2 euros.
Llamamos al teléfono haciéndonos pasar por turistas que ese día habíamos ido
hasta el pueblo y la sorpresa fue cuando desde el ayuntamiento nos dijeron que
las visitas debían concertar con antelación... Entonces, ¿por qué ponen un
cartel en la misma puerta de la iglesia?
Abella de la Conca es un núcleo de población muy pequeño y no está de paso,
por lo tanto quien se acerca a él un día no lo volverá a hacer otro... No lo
entiendo.
De
todos modos, preguntamos si en lo que quedaba de semana podríamos visitarla y
la respuesta fue aún más extraña: "tienes que llamar más tarde", ¿pero cuando
más tarde?
No
nos lo supieron decir ... Era evidente que no tenían ninguna intención de
subir a abrir la iglesia a unos turistas que venían a "molestar" en verano...
Por la noche lo intentamos desde la página web del ayuntamiento y en este
caso identificándonos como miembros de ArtMedieval.net.
No
recibimos respuesta.
En
definitiva, una gran publicidad del pueblo y de sus encantos... Si tratan así
a todos los que se acercan hasta Abella de la Conca, pronto nadie querrá ir... Allá ellos.
Nunca he entendido estas actitudes.
Deberían estar orgullosos que alguien de fuera vaya a interesarse por la
iglesia del pueblo, una de las más interesantes de la comarca.
La
deberían enseñar con la ilusión de aquel que sabe que lo que tiene en su casa
despierta interés entre la gente de la otra punta del país ... Nosotros no
perderemos ni un minuto más, hay muchos otros lugares donde se muestran
agradecidos con los visitantes que van a descubrir su pueblo.
Por suerte, los compañeros de la Delegación de Lleida de TV3 pudieron acceder
en el momento de la restauración del interior del templo y gracias a ellos
podemos ofrecer una pequeña muestra de los restos de pinturas murales que se
han encontrado en los últimos años.
La
lástima es que las imágenes son de los primeros trabajos para recuperar estas
pinturas y no podemos verlas en todo su esplendor.
El
interior del templo ha estado durante muchos años cubierto por un enlucido que
ocultaba unas pinturas murales datadas entre los siglos XII y XIII.
Durante el año 2008 se restauraron las pinturas del ábside, que permitieron
localizar un Última Cena, una escena poco habitual en la pintura románica catalana.
Situada en la parte inferior del ábside encontramos las figuras de Jesús y los
doce apóstoles, reunidos detrás de una mesa.
En
la bóveda del ábside se vislumbra una figura masculina y con barba, que podría
corresponder con un Pantocrátor, rodeado por Tetramorfos, los símbolos del
cual
están identificados con una inscripción.
En
la pared de la derecha del ábside vemos una escena que representa el pesaje de
las almas.
Vemos a un ángel y un demonio junto con la balanza.
Las almas que deben ser juzgadas se representaron mediante figuras desnudas de
menores dimensiones.
Por otra parte, también se descubrieron restos de policromía de color siena en
el segundo arco formero, con la curiosidad que se encuentran aplicadas
directamente sobre la piedra, lo que hace pensar que se hicieron en un momento
muy temprano.
También vemos líneas del mismo color entre los sillares de las columnas.
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