Provincia de Barcelona
Sant Pere de Abrera
(Abrera, Baix Llobregat)
41º 31,282'N ; 1º 54,281'E
Las primeras noticias de este templo no las encontramos hasta el año 1110.
Treinta años más tarde ya tenía la condición de parroquia.
Tiene una sola nave, muy alargada, cubierta con bóveda de cañón. La cabecera
es trilobulada, con tres ábsides semicirculares con bóvedas de cuarto de
esfera.
El presbiterio estaba cubierto por una bóveda de arista, dónde hoy podemos
observar una pintura moderna que representa la creación.
El ábside está decorado externamente siguiendo el modelo lombardo con un
friso de arcos ciegos y lesenas. En el caso de los ábsides laterales hay una
lesena central en la que se abre una ventana de medio punto. El central está
dividido en tres espacios, en cada uno de los cuales se abre una ventana.
Por la parte interior los tres ábsides son lisos y sólo rompen la armonía
de los muros las ventanas de medio punto.
En el muro sur se abre la puerta de acceso al templo. Es del siglo XIl. Está
formada por una arquivolta de medio punto esculpida con motivos vegetales.
Esta se apoya en dos columnas con los capiteles esculpidos. El de lado derecho
está muy deteriorado pero todavía se pueden ver unas águilas en los
extremos. El del lado izquierdo tiene motivos vegetales muy simples. El arco
exterior está esculpido con motivos geométricos y está protegido por un
guardapolvo.
Cerca de la puerta encontramos una bonita ventana de medio punto y doble
derrame.
Sobre el presbiterio se levanta un campanario de tres plantas y de planta
cuadrada, también de tradición lombarda, pero sin decoración. La tercera
planta fue añadida durante la restauración que se llevo a cabo entre los
años 1956 y 1959. En el piso inferior encontramos una gran ventana de medio
punto en cada muro. En la segunda planta encontramos dos ventanas geminadas en
cada lado, los maineles de las cuales son de nueva factura. El piso superior
se construyó tomando como modelo el segundo piso.
En mi segunda visita a Abrera pude acceder al interior del templo. Querría
destacar la amabilidad del sacerdote, que pese a tener gente que lo estaba
esperando y que ya había apagado los luces de la iglesia, accedió a volverlas a encender
para que pudiera tomar algunas fotografías. Asimismo nos
explicó algunos detalles interesantes del templo.
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