Provincia de Barcelona
Sant Vicenç de Rus
(Castellar de n'Hug, Berguedà)
42º 16,418'N ; 1º 59,572'E
El
lugar de Rus aparece documentado por primera vez en el año 961, aunque
tendremos que esperar veintidós años para encontrar una referencia del
templo.
Se
trata de un documento donde aparecen las posesiones del monasterio de
Sant
Llorenç prop Bagà, entre las que se encontraban tanto la ciudad y la iglesia.
El
templo actual fue consagrado el 6 de febrero de 1106 por el obispo Ot de la
Seu d'Urgell y desde ese momento tuvo la condición de parroquial.
En
el siglo XIV se excavaron en los muros laterales las capillas de Santa Magdalena y San
Andrés.
Ya
en el siglo XVII se construyó una rectoría adosada al sector oeste del templo,
actualmente derruida.
Entre los siglos XVIII y XIX se construyen más capillas en los muros laterales
del templo, que fueron eliminadas al restaurar el templo, pues se quiso dejar
el edificio tal y como se cree que era después de añadir las capillas góticas
del siglo XIV.
En
el siglo XVIII aparece documentada como sufragánea de
Santa María de Castellar de n'Hug .
El
templo está formado por una sola nave, cubierta con bóveda de cañón y rematada
al este por un ábside semicircular, cubierto con bóveda de cuarto de esfera.
Este templo tiene la misma planta que la iglesia anterior, de la que se
aprovecharon los cimientos.
Exteriormente está decorado con un friso de arcos ciegos hechos con piedra
pómez.
En
el centro del tambor absidal encontramos una ventana abocinada y con arco un
apuntado en el exterior, añadido posteriormente.
También hay una ventana en el sector sur del ábside.
En
el muro sur se abre la puerta de entrada, formada por un sencillo arco de
medio punto adovelado.
Esta estaba protegida por un pórtico hecho en el siglo XI, del que se localizó
la base de piedra en la última campaña de excavaciones.
Este porche fue derribado en el siglo XIV cuando se construyeron las capillas
laterales y se reforzó el edificio con contrafuertes.
El
cerrojo y la forja que decoran la puerta son una réplica moderna de los de
Sant Cristòfol de Toses .
A
finales del siglo XX se llevaron a cabo varias campañas de restauración, que
como ya hemos comentado, buscaban devolver el aspecto que el templo tenía a
finales del siglo XIII.
Una de las acciones realizadas en este momento fue la construcción del
campanario de espadaña de dos ojos en el muro oeste.
También durante estas campañas se localizó una necrópolis con tumbas excavadas
en la roca de entre los siglos X y XII.
En
1983 se localizaron restos de pintura mural decorando el ábside.
Fueron arrancadas y trasladadas al MNAC donde se restauraron.
Posteriormente se instalaron en el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona.
En
el templo se conserva una reproducción.
Se
cree que fueron pintadas a principios del siglo XII y están enmarcadas
dentro del círculo de Pedret.
La
bóveda absidal está muy deteriorada y sólo podemos ver los restos de un Cristo
en majestad acompañado del Tetramorfos, del que sólo vemos las patas del león
que representa a San Marcos y las alas de un serafín.
Por debajo de la bóveda, encontramos un conjunto de personajes, algunas bandas ornamentales, así como una inscripción donde se encuentra el versículo 12 del capítulo 7 del libro del Apocalipsis. Algunos de los personajes aún conservan el texto que los identifica. Así pues, podemos identificar a San Pablo a la derecha de la ventana central, a San Juan Evangelista, San Simón y San Judas. El último personaje está tan erosionado que no se puede identificar. Algunos estudiosos creen que se podría tratar de San Vicente, patrón del templo. Al otro lado de la ventana encontramos a San Pedro y San Andrés. Las otras dos figuras están tan deterioradas que no podemos saber quiénes son.
En
el intradós de la ventana absidal encontramos representados a dos personajes
sin manto ni nimbo, que la tradición interpreta con Caín y Abel.
En
la parte central encontramos al Espíritu Santo, representado en forma de
paloma.
En
la capilla de Santa Magdalena también se localizaron pinturas murales, en este
caso de época gótica, de finales del siglo XIII.
En
ellas se narran varias escenas de la santa y presentan un mejor estado de
conservación que las románicas, aunque se hayan perdido algunas escenas por
culpa del agua que entraba por la ventana.
En
este caso se conservan in situ.
Sorprende el hecho de que se mezclen escenas de la vida de la santa en los
Evangelios y también escenas de la leyenda provenzal de Santa Magdalena.
En
primer lugar describiremos las escenas evangélicas.
En
el lado izquierdo del intradós vemos la cena en casa de Simón el Fariseo.
Sentado a la izquierda de la mesa vemos a Jesús a quien María Magdalena le
lava los pies.
A
su lado hay un apóstol que con el dedo señalando a María parece recriminar a
Cristo que se deje lavar los pies por una pecadora, la misma actitud que tiene
Simón, situado a la derecha de la tabla.
Le
acompaña un personaje femenino que algunas fuentes identifican con Marta, la
hermana de María.
Encima encontramos la escena de la visita de Cristo a Marta y María Magdalena.
Su
estado de conservación es muy malo y por lo tanto no se han podido identificar
todos los personajes que aparecen.
Vemos a Jesús acompañado por sus apóstoles y a María Magdalena arrodillada ante
Jesús.
Hay una figura muy deteriorada con las manos levantadas, que podría ser Marta
recriminando a su hermana.
La
tercera escena que nos describe un pasaje del Evangelio es la dedicada a la
resurrección de Lázaro.
Está dividida en dos espacios: en uno de ellos vemos a Cristo y a sus apóstoles.
En
el otro vemos el sepulcro de donde sale Lázaro.
Le
ayuda a un hombre que saca los clavos del sepulcro.
A
su lado Marta y María Magdalena.
Bajo la escena de la resurrección encontramos la visita de las tres mujeres en
el Sepulcro de Cristo, ya resucitado.
También está dividida en dos espacios.
En
uno de ellos se representan a las Santas Mujeres, entre las que está María
Magdalena, que se dirigen al sepulcro con los frascos de perfume en las manos.
En el
otro espacio vemos el sepulcro vacío con dos ángeles sentados sobre ella.
La
última escena extraída de los Evangelios es la aparición de Cristo Resucitado
a María Magdalena, arrodillada ante Jesús.
Entre ellos hay un árbol.
Las otras escenas han sido extraídas de la leyenda provenzal de María
Magdalena, que se crea entre los siglos IX y XIII a partir de la recopilación
de varios escritos.
Es
un momento en que la santa se "pone de moda" y aparecen por toda Europa
numerosas reliquias de María Magdalena.
La
primera escena nos cuenta como María Magdalena llega a las costas de Marsella.
La
historia se distribuye a ambos lados de la ventana que ilumina la capilla.
A
la izquierda vemos el barco en que la santa y sus acompañantes son expulsados
por los infieles de Tierra Santa.
La
leyenda dice que el barco no tenía remos, ni timón ni velas para que
naufragara, pero la intervención divina les llevó hasta las costas provenzales.
En
el barco viajan Marta y María Magdalena acompañados de Martil, esclava de
Marta y San Sidoni, que había sido curado de la ceguera por Cristo.
Completan el grupo dos personajes con mitra, probablemente San Maximino y
Lázaro, obispo de Marsella.
Justo a la derecha vemos una ciudad rodeada de murallas, que representa
Marsella.
Una vez llegada a Marsella, María Magdalena comienza a predicar en el pórtico
del templo pagano.
En
este caso lo hace ante el gobernador y su esposa, que le dicen a la santa que
sólo creerán en Dios si les concede un hijo.
La
leyenda dice que María Magdalena hizo dos milagros: dio un hijo al gobernador
y posteriormente salvó al niño de la muerte.
Tras estos milagros se retiró al desierto de la Sainte-Baume, donde vivió
treinta años como eremita.
En
este tiempo en el desierto, María Magdalena va vestida únicamente con su pelo
y se alimenta gracias a que unos ángeles la elevan al Cielo siete veces al día
y allí toma el alimento Celestial.
En
este caso se han representado estos dos momentos distribuidos en dos niveles.
Lamentablemente, esta escena presenta un muy mal estado de conservación.
Tampoco está demasiado bien conservada la última escena que nos narra momentos
de la vida de María Magdalena.
Por este motivo se hace difícil la identificación de todos los elementos,
donde se representa la muerte de María Magdalena, que se encuentra arrodillada
ante un altar a la izquierda de la imagen.
Allí el obispo Maximino le da la comunión.
A
la derecha hay un sarcófago en el que existe la santa.
Detrás hay un obispo, quizás el mismo Maximino y un sacerdote.
Completa la escena un ángel que con un incensario santifica el cuerpo de María
Magdalena.
La
última escena que hay pintada en la capilla y que ha sobrevivido el paso de
los siglos, no tiene nada que ver con la vida de la santa.
Ocupa el doble de espacio que el resto de escenas, lo que nos indica la
relevancia que se le quiso dar, pues vemos a un clérigo de rodillas orando
ante María Magdalena, probablemente el mecenas de la obra.
La
parte inferior de la capilla se decoró con cortinajes.
Procedente de este templo se conserva en el Museo Episcopal de Vic una Virgen
tallada en madera a finales del siglo XII.
También se conserva en el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona un candelabro
de hierro forjado de este templo y datado a finales del siglo XII. Es un
candelabro muy original decorado con ramas de lirio, una flor no muy habitual
en el románico.
Desde aquí queremos agradecer las explicaciones y facilidades que nos dio Pere Cascante, guía del lugar.
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