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	Provincia de Barcelona
 
	Sant Llorenç del Munt 
	(Matadepera, Vallès Occidental)
 
41º 38,464'N ; 2º 01,060'E     
 
  Gracias a varias excavaciones arqueológicas se ha podido demostrar que el 
  lugar dónde se asienta el monasterio, ya estaba poblado en época prehistórica. 
  Las primeras noticias que nos han llegado del templo datan  de 
  mediados del siglo X. En el año 975 el conde Borrell II vendió las iglesias de 
  la montaña de Sant Llorenç al abad Joan y al
  
  monasterio de Sant Cugat del Vallès. Diez años más tarde se estructuró una 
  comunidad monástica alrededor del templo. Se da la circunstancia que el abad y 
  los doce monjes del monasterio de Sant Cugat, que se habían refugiado en 
  Barcelona, murieron durante el ataque de Almanzor a la ciudad condal, mientras 
  que los monjes refugiados en Sant Llorenç se salvaron.
 
  En el año 1013 se transforman la iglesia y las dependencias monásticas en 
  abadía. Los condes Ramon Borrell y Ermessenda compraron las iglesias del 
  Munt al monasterio de Sant Cugat. A partir de entonces el monasterio empezó 
  una etapa de esplendor, que le permitió adquirir todo el término de Castellar 
  del Vallès y crear el priorato de Santa Maria de la Llacuna. Es también en este 
  momento que se construye una nueva iglesia, consagrada el 24 de Junio de 1064.
 
  Esta etapa de bonanza se empezó a truncar durante el siglo XIV. El enclave del 
  monasterio fue un impedimento para que la comunidad se ampliara y se 
  desarrollara con normalidad. El gran número de posesiones que tenía el 
  monasterio hizo que en varias ocasiones los administradores velaran más por 
  las rentas obtenidas, que no por la salud espiritual de la comunidad. 
  Este hecho se agravó a partir del 1505 cuando los abades pasaron a ser comendatarios y ya no residían siempre en el monasterio. El último abad fue 
  Francesc Olivó de Alvèrnia y a su muerte el monasterio pasó a depender de la 
  Congregación Claustral Tarraconense, entidad encargada de gestionar las rentas 
  del monasterio. Desde aquel momento dejó de existir una comunidad monástica y 
  el monasterio era considerado únicamente como una fuente de ingresos. Unos 
  curas continuaron manteniendo el templo en pie y celebrando culto hasta el año 
  1804 en que se cerró la iglesia. Cinco años más tarde , los franceses 
  profanaron el templo buscando tesoros. Por aquellas fechas ya se habían 
  perdido gran parte de los edificios monacales. Tras la invasión francesa, fue 
  utilizado como corral.
 
  En 1869, cuando ya se había perdido gran parte del tejado y de los edificios monacales, se inició la primera campaña de restauración, que permitió 
  restablecer el culto en el año 1871.
 
  En 1948 se creó la Asociación de Amigos de la Montaña de Sant Llorenç, que 
  desde entonces ha contribuido a mejorar y mantener el entorno. Estas tareas 
  fueron más importantes a partir de la creación del Parque Provincial de Sant 
  Llorenç del Munt por parte de la Diputación de Barcelona, entidad que, a 
  finales del siglo XX, llevó a cabo varias campañas arqueológicas y de 
  restauración.
 
  La iglesia se construyó en el siglo XI siguiendo los cánones del estilo 
  lombardo. Tiene planta basilical con tres naves, cubiertas con bóvedas de 
  cañón.
 
  Las naves están separadas entre si mediante grandes arcos de medio punto, 
  apoyados en pilares rectangulares.  
 
  Las naves están rematadas por el este con tres ábsides semicirculares, decorados 
  externamente con un friso de arcos ciegos y lesenas.
 
  En la parte central de las naves encontramos el transepto, no  destacado en 
  planta. Al no estar adosado al presbiterio, si no que se encuentra en el 
  segundo tramo de la nave se aleja de la tipología habitual de planta basilical 
  con transepto que encontramos en nuestras tierras y se acerca a modelos 
  bizantinos o a algunos templos de Lombardía.
 
  El transepto está cubierto con una bóveda de cañón perpendicular a la 
  cubierta de las naves. En la intersección entre la nave central y el transepto se levanta una cúpula apoyada en cuatro trompas.
 
  El ábside central tiene cuatro hornacinas semicirculares, similares a las que 
  encontramos en otros templos catalanes como
  Sant Vicenç 
  de Cardona. A diferencia de estos templos, en Sant Llorenç del Munt sólo 
  hay cuatro hornacinas y no cinco. Así pues 
  Los ábsides laterales son lisos por su cara interior. Originariamente 
  tenían una ventana abierta en su parte central. Actualmente la del lado 
  norte está cegada.
 
  Adosada al muro sur, en la zona del transepto, encontramos la torre de 
  campanario. Tiene planta cuadrada y muy poca altura, con dos niveles de 
  ventanas muy sencillas de medio punto, algunas de las cuales están actualmente 
  cegadas.
 
  Todo apunta a que no se terminó y por esto fue necesario construir una 
  espadaña de un solo ojo en el muro oeste.
 
  El templo tenía cuatro puertas de acceso. Dos en el muro sur, una en el norte 
  y una en el oeste. La del muro norte, así como una de las del muro sur, se 
  encuentran en el transepto. Están formadas por un sencillo arco de medio 
  punto. La del lado sur comunica con el campanario, mientras que la del 
  lado sur seguramente comunicaba con el cementerio.
 
  La puerta del lado norte actualmente está cegada y exteriormente está 
  decorada con un sencillo guardapolvo.
 
  La puerta del muro oeste es rectangular, con dintel y arco de descarga. Destaca 
  por su estrechez, teniendo en cuenta las dimensiones del templo. Estaba 
  protegida por un pórtico de madera, del cual sólo se conservan las ménsulas 
  dónde se apoyaba. 
  En el muro sur encontramos una puerta de similares características, que 
  comunica con una galilea, situada en un nivel más bajo y cubierta con una 
  bóveda de cuarto de círculo. Este espacio debía de formar parte de las 
  antiguas dependencias monacales, de las que sólo nos han llegado algunos restos 
  integrados en la actual hospedería.. |