Provincia de Barcelona
Sant Julià
(Lliçà d'Amunt, Vallès Oriental)
41º 36,670'N ; 2º 14,277'E
Una bula del papa Silvestre II, fechada en el 1002, es la primera referencia
escrita que tenemos del término de Lizano superiore.
Medio siglo más tarde, en 1059, Ramón Berenguer I y Almodis cedieron el feudo
condal que tenían en la parroquia de Sant Julià, a Mir Geribert.
Esta cesión también se hizo con el resto de parroquias de la baronía de
Montbui.
Su
jurisdicción pasó por varias familias nobles, hasta que en 1384 retornó a la
Corona.
Sin embargo, no estuvo demasiado tiempo en poder del rey, pues en 1408 Ramón
de Torrelles, señor del castillo de la Roca, la compró.
Antes de terminar el siglo, en 1490 fue el Consejo de Ciento de Barcelona
quien se hizo con la baronía, hasta que en 1714 se convirtió en alcaldía real.
En
cuanto a la parroquia de San Julián, Guislabert, vizconde de Barcelona, dio
las iglesias de Llia de Munt a su hija Arsenda ya su marido, en el año 1126.
Posteriormente, en 1149, el obispo de Barcelona , Guillem de Torroja, unió la
iglesia con el monasterio de Sant Miquel de Fai, unión que duró hasta el año
1751, a pesar de que el monasterio había sido secularizado en 1507 y unido al
arcedianato menor de Girona.
De
la antigua construcción románica quedan pocos vestigios.
El
templo ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo de los siglos, que han
hecho desaparecer casi de forma definitiva la antigua huella románica.
Inicialmente, se cree que estaba formada por una sola nave de dos tramos y
rematada al este por un ábside semicircular.
En
el siglo XV comienza su transformación con la construcción de naves laterales.
También fueron muy importantes las reformas que se hicieron durante el siglo
XVI, cuando se alarga el templo por poniente, añadiendo un nuevo cuerpo.
se
construye la torre campanario, la nueva portada, el coro y la pila
bautismal.
En
1946 se decide alargar aún más el templo, en este caso por la cabecera.
Se
destruye el ábside románico para construir uno más grande, pero con elementos
aprovechados de la construcción anterior.
También se suprimen los pilares que separaban las naves por columnas más
ligeras y que no dificultaran tanto la visión.
Del antiguo ábside se conservaron dos ventanas de grandes dimensiones.
Ambas están coronadas por un arco de medio punto monolítico, que por la parte
interior está decorado con un cordón.
Este tipo de construcción de ventanas y de decoración no es nada habitual en
el siglo XI, cuando se suelen hacer ventanas con arcos adintelados, y nos
transporta a una construcción anterior, probablemente del siglo X. Así pues
hay que pensar que estas ventanas ya fueron reaprovechadas de un templo
prerrománico o visigótico preexistente y se colocaron en el ábside románico
del siglo XI.
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