Esta iglesia fue consagrada bajo la advocación de Sant Cugat, nombre con que aparece documentada en 1098 como posesión del monasterio de Sant Cugat del Vallés. No se conoce el momento exacto del cambio de advocación, si bien en el siglo XV ya aparece como copatrón Sant Jaume. Ejerció como templo parroquial de Moja hasta el siglo XIX en que se construye un nuevo templo a su lado. Por suerte se mantuvo el templo románico y sólo sufrió una pequeña mutilación para construir un acceso en el ángulo noroeste, que permite comunicar los dos templos.

Nos encontramos ante un templo de principios del siglo XII, que mantiene todavía el estilo constructivo del siglo XI de tradición lombarda. Está formado por una sola nave cubierta con una bóveda de cañón de medio punto, reforzada por un arco fajón.

La nave está rematada al este por un bello ábside semicircular, en el que se abren tres ventanas de medio punto y doble derrame.

Como cabe esperar de un templo hecho siguiendo el estilo lombardo, está decorado externamente con parejas de arcos ciegos separadas por lesenas.

La ménsula situada más al sur está esculpida con una pequeña cara, de factura muy simple y tosca.

En el siglo XIII se añadieron dos capillas laterales a la nave, creando un transepto y dotando al templo de planta de cruz latina. En cada una de ellas se abre una ventana de medio punto y doble derrame.

También fue añadida a finales del siglo XII o principios del XIII la torre campanario, situada sobre el crucero. Se trata, sin lugar a dudas, el elemento más característico e interesante de este templo. Tiene un solo piso y planta cuadrada.

En cada uno de sus muros se abre una ventana geminada, con una columna que tiene el capitel decorado con motivos vegetales de traza muy simple.

El acceso original del templo se encuentra en el muro oeste. Está formado por un arco de medio punto, hecho con grandes dovelas y recorrido por una imposta a modo de guardapolvo. Encima se abre una ventana de un solo derrame.