La primera vez que encontramos una referencia escrita del templo data del año 1037, cuando aparece como límite en la venta de unas tierras. Pertenecía al término del castillo de Burriac y a la parroquia de Sant Genís de Vilassar.

Durante los siglos XIV y XV el templo recibió numerosas donaciones. En cambio, en una visita pastoral realizada en 1508 se constata que el edificio estaba muy deteriorado y amenazando ruina. Tres años más tarde ya se había reparado y en 1522 se construyó un retablo, que se restauró en 1606.

En 1778 se creó la parroquia de la Santa Cruz de Cabrils y la iglesia de Sant Cristòfol fue adscrita a este nuevo templo.

En 1953 se restauró el templo, eliminando todos los elementos añadidos durante la época barroca, devolviéndole el aspecto que tenía en el siglo X.

Está formada por una sola nave rectangular, acabada al este por un ábside de planta cuadrada.

Los dos espacios estaban unidos por un arco de herradura, que ha sido muy alterado a lo largo de los siglos, perdiendo parte de su perfil ultrapasado.

La bóveda de la nave todavía conserva las marcas del encañado de la cintra.

En la pared de levante del ábside se abre una ventana con el arco ultrapasado, que había sido tapiada y que se volvió a abrir en la última restauración.

En el muro sur encontramos una ventana similar, si bien ha perdido el arco.

La actual puerta de entrada se encuentra en el muro oeste y se construyó en el siglo XIII. 

Sobre ella se abre una ventana geminada, los arcos de la cual se apoyan en una columna de origen romano.

Corona el muro una cruz esculpida de granito de tradición visigoda, que se encontró en este lugar durante las obras de restauración.

Entre la nave y el presbiterio, se levanta un pequeño campanario formado por dos pilares dónde se apoya un pequeño tejado a dos aguas.

La puerta primitiva de ingreso estaba situada en el muro sur. Apareció durante la restauración debido a que había quedado oculta por capas de mortero y cal posteriores.

Del templo sale un pasillo que comunica con la masía de Can Vives y con lo que parece que era una torre de vigilancia.

El templo es de propiedad privada, si bien sus propietarios lo muestran con orgullo a todos los visitantes que lo piden. Desde aquí nuestro agradecimiento por permitirnos fotografiar tanto el exterior como el interior.