Provincia de Lleida
Monasterio de Vallsanta
(Guimerà, Urgell)
41º 34,004'N ; 1º 09,430'E
Los orígenes monasterio los encontramos en el siglo XII, cuando se fundó un
cenobio, en este mismo valle del río Corb, bajo la influencia del monasterio
de
Vallbona de les Monges. En 1190, Pere de Tàrrega fundó el monasterio de Santa Maria
de Bovera, regido por la regla del Cister, en el que anteriormente había
habido un santuario eremítico dónde se veneraba la imagen de la
Virgen encontrada en la zona. Su hija Elisenda fue la primera abadesa.
En 1235 se empezó a construir el monasterio de Vallsanta en una mejor
ubicación: con más agua y mejor comunicada. De hecho, el 7 de marzo de 1237, el
papa Gregori IX pidió al abad de Citeaux que enviara algunas religiosas de
Bovera hacia Vallsanta. De poco en poco las religiosas fueron abandonando Bovera para establecerse en el nuevo cenobio, hasta que en 1246 dejaba de
existir la comunidad de Bovera.
A partir de aquel momento el monasterio empieza una pequeña etapa de
esplendor, que permitirá la construcción de un nuevo templo gótico entre los
años 1345 y 1350 . Este fue patrocinado por las familias nobles de la zona como
los Guimerà, los Alemany, los Boixadors, los Llorac y los Josa.
A los pocos años de haberse construido la iglesia, se produjo un
desprendimiento, que obligó a reparar la nave del templo.
También en el siglo XIV se hacen reformas en el monasterio, si bien algunas
de estas no está claro que se acabaran realizando. De hecho en un inventario
del siglo XV se hace referencia a la iglesia, la cocina, un porche, una sala,
la despensa, el horno, el pastador, la bodega y el gallinero. No se menciona
ningún dormitorio común, ni ningún claustro, dependencias para las cuales se
cree que el monasterio recibió unas rentas, pero que no se habrían llegado a
construir.
A partir del siglo XV, el monasterio empieza a decaer. Tuvo un papel
importante una epidemia que sufrió el cenobio en 1403. Algunas monjas huyeron
hacia el abandonado recinto de la Bovera, pero esto no evitó una gran
mortalidad entre los miembros de la comunidad. La decadencia se agravó durante
el siglo XVI, momento en que se empiezan a derrumbar algunas dependencias. En
1589 ya sólo vivían en Vallsanta tres religiosas. Por aquellas fechas, el abad
de Poblet, Francesc Oliver, visitó el monasterio como visitador general del
orden del Cister y tras comprobar el estado de decadencia y de acuerdo con las
disposiciones del concilio de Trento, que no permitían la existencia de
comunidades femeninas aisladas de núcleos urbanos, ordenó el abandono de
Vallsanta y el traslado de las religiosas al monasterio del Pedregal cerca de
Tàrrega.
Del conjunto monástico sólo se ha conservado una parte del templo. Seria
necesario
limpiar el terreno y hacer las pertinentes excavaciones arqueológicas para poder descubrir restos de los otras
estancias. Un convenio firmado
recientemente entre la Diputació de Lleida y el ayuntamiento de Guimerà
permitirá la adquisición de los terrenos adyacentes a la iglesia por parte del
consistorio y el inicio de las obras de consolidación de las ruinas.
Del primer templo románico del siglo XIII, sólo se han conservado los
cimientos de sus muros, una pequeña puerta de medio punto dovelada,
situada en el muro norte y varios fragmentos escultóricos, hoy conservados en
el Museo de Guimerà.
En el siglo XIV se construye la nueva iglesia gótica. Estaba formada por una
sola nave, acabada en el este con un ábside poligonal.
En el piso superior destacan las grandes ventanas góticas, en las que todavía
se pueden observar las tracerías con las que estaban decoradas.
Las paredes del ábside fueron vaciadas, por abrir unas capillas radiales.
En los espacios que hay entre las capillas encontramos los escudos de los
nobles que colaboraron en la construcción del templo. El escudo más repetido
es el que contiene la imagen de un ciervo, asociado a la familia Cervelló.
Algunas fuentes afirman que podría tratarse de una sírvia con cuernos y no de
un ciervo y por lo tanto pertenecer a la familia de los Boixadors.
Se cree que el templo no se pudo terminar y se cerró por el oeste con
un simple muro, sin hacer ninguna fachada. Tampoco se construyó ningún
campanario de torre ni cimborrio. Tan sólo se realizó un campanario de
espadaña de
un solo ojo, restaurado recientemente.
Al poco tiempo de haberse acabado el templo se construyó una capilla lateral
en el sector sur. Tenía que alojar el sepulcro de Bernat de Boixadors,
si bien se cree que el caballero no fue enterrado en este lugar. La
construcción de la capilla provocó que el muro sur se debilitara y que entre
1365 y el 1367 se derrumbara la bóveda de la nave. En 1371 se procede a
reparar el templo. Fue necesario reforzar el ábside con contrafuertes y se
construyó un gran arco de diafragma en el sector de poniente, reforzado por un
contrafuerte en el muro sur.
En el muro norte se puede encontrar una capilla de características similares,
sin que se conozca quien fue su patrocinador. También fue posterior a la
finalización del templo. Tiene planta hexagonal.
En este sector se realizaron varias excavaciones durante el verano de 1986. En
esta actuación se encontró un fragmento de la tapa de un sepulcro con un
caballero esculpido. Por su indumentaria se ha datado en el siglo XIV. Se cree
que podría ser un miembro de la familia Cervelló, pero no se ha podido
confirmar todavía esta teoría. También se descubrieron algunas claves de
bóveda. Una de ellas tiene un Agnus Dei esculpido, mientras que otra tiene un
guerrero a caballo, con un ciervo en su escudo. También se encontró la losa
funeraria de una abadesa. Se cree que podría ser Aldonça de Castro abadesa de
1392 y 1404.
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