Provincia de Barcelona
Castillo de Palafolls
(Palafolls, Maresme)
41º 40,728'N ; 2º 44,129'E
Los primeros habitantes del castillo que conocemos son la familia Humbert de
Sesagudes o del Montseny, que lo habitaban durante el siglo XI. A finales de
este siglo el castillo era posesión de Guisa de Sesagudes , casada con Bernat
Gausfred. Sus descendentes tomaron el nombre de señores de Palafolls
El castillo estaba dentro el condado, posteriormente vizcondado, de Girona. Por
este motivo en 1113, Ramon Berenguer cedió la alta jurisdicción del castillo a los
vizcondes de Girona, que pasaron a llamarse Cabrera, mientras que la baja
jurisdicción seguía en manos de los Palafolls. Esta división de poderes causó
más de un conflicto, especialmente importantes en el siglo XIII.
Guillem de Palafolls se vendió el castillo en el año 1381. Lo compró Pere III el
Ceremonioso, que un año más tarde lo vendió a Bernat IV de Cabrera
consiguiendo así el control total de la jurisdicción del castillo.
Durante la guerra de los Remences el castillo fue ocupado por las tropas del
navarro Bertran de Armendaris, que inicialmente era partidario del príncipe de
Viana. En 1471 se cambió de bando y por eso el monarca le confirmó como señor
de Palafolls. A su muerte el castillo pasó a manos de Fradique Enríquez,
almirante de Castilla, que estaba casado con Anna de Cabrera, heredera del
vizcondado.
Luís Enríquez de Cabrera vendió los vizcondados de Cabrera y Bas a Francesc de
Montcada y de Cabrera, conde de Aitona y de Osona y senescal del Reino de
Aragón, en el año 1574. Un siglo y medio más tarde, en 1722, el castillo pasó a
manos de los duques de Medinaceli , gracias a la boda de la última mujer de
la familia Montcada con el heredero del ducado castellano. Hasta el año 1861
los Medinaceli reclamaron derechos hereditarios sobre Palafolls, pero
finalmente en 1880 el castillo se incorporó a los bienes del Estado.
El castillo actual es el fruto de varias ampliaciones que se realizaron
desde finales del siglo X, momento de su construcción, hasta bien entrado el
siglo XIV, en que se hace la gran ampliación hacia el oeste.
Tiene planta aproximadamente rectangular, con dos espacios bien diferenciados:
el recinto yusero y el soberano.
El sector soberano tiene planta poligonal irregular. Se encuentra situado en
el sector sudeste.
Se accede a él por una única puerta, formada por un arco de medio punto
dovelado y que tenía un rastrillo con movimiento vertical, habituales en la
segunda mitad del siglo XIV.
Apenas cruzamos la puerta, a nuestra izquierda podemos ver los restos de una
sala alargada, dividida en dos naves mediante unos arcos, que todavía se
conservan.
Encima suyo se levantaba un gran salón o tinell, que tenía cubierta de madera
apoyada en dos arcos de diafragma. En el muro norte todavía se conserva el
arranque de uno de estos arcos.
Cerca de la puerta de entrada encontramos la antigua cisterna. Se trata de un
estancia cubierta con una bóveda de cañón. No se conoce la utilidad de las
ménsulas que hay en los muros laterales.
Cómo podéis ver en la imagen anterior, el castillo de Palafolls tampoco se ha
salvado de los ataques de los gamberros, que han llenado los muros con pintadas nada de artísticas.
¡Qué poca autoestima tiene esta gente que
necesita poner su nombre sobre estas piedras cargadas de historia para sentirse
importante! Es una verdadera lástima.
A la salida de la cisterna encontramos una escalera, reconstruida modernamente. Esta nos conduce hasta la iglesia del castillo.
El templo ha sido profundamente reconstruido. Fue edificado a finales del siglo XII o principios del XIII.
Está formada por una sola nave, cubierta con bóveda de cañón apuntada y
rematada al este con un ábside semicircular en el que se abre una pequeña
ventana.
El ábside no tiene planta completamente semicircular por la parte exterior,
debido a que está integrado en la muralla.
En un sector más elevado encontramos el resto de dependencias del recinto
soberano, las que se consideran más antiguas. Se accede a ellas por una
pequeña puerta, rehecha en las restauraciones del siglo pasado.
En este sector se conservan los restos de lo que podría ser una torre. En sus
muros encontramos sillares dispuestos de tal manera que nos recuerda el
Opus Spicatum. También conserva dos almenas en la parte superior de uno de
sus muros.
Esta estancia tenia una ventana con dos bancos, que se corresponderían a un añadido posterior. Desgraciadamente
el estado de conservación es muy deficiente.
El resto de dependencias de este sector están totalmente hundidas,
conservándose sólo algunos fragmentos de muros en pie.
El recinto yusero se extiende al oeste del recinto soberano. Está centrado por
un gran patio de armas del siglo XIV.
En su extremo más occidental se levanta una gran torre, que todavía conserva
parte de la bóveda de cañón con que se cubría el nivel intermedio.
El flanco de poniente está formado por varios baluartes, que protegían al
castillo, especialmente al recinto soberano, de un ataque directo.
También es de esta época un puente llevadizo, que estaría en el sector más al
sur del recinto soberano y protegido por una barbacana o cuerpo adelantado.
Las tropas enemigas eran muy vulnerables en este sector, debido a que debían
mostrar su flanco derecho, que no estaba protegido por los escudos,
debido a que estos se llevaban en la mano izquierda.
|