Castilla y León - Provincia de Zamora
San Pedro de la Nave
(Campillo)
41º 35,285'N ; 5º 57,738'O
El templo de san Pedro de la Nave es lo que queda en pie de lo que fue un
monasterio visigodo. Está datado en el siglo VII, concretamente se cree que se
construyó entre los años 680 y el 711, momento de la invasión musulmana. Está
construida con sillares de piedra muy bien tallados, de la misma piedra
arenisca roja con que están hechos muchos monumentos de Salamanca, que
necesariamente se transportaron antes de que estas tierras estuvieran bajo dominación
islámica.
Durante casi trece siglos estuvo a orillas del río Esla, hasta que en 1930 se
decidió trasladar piedra a piedra a su ubicación actual. La decisión del
obispado de Zamora nos ha permitido seguir disfrutando de esta maravilla, pues
de no ser así habría quedado sepultada bajo las aguas del pantano de Ricobayo .
En 1932, una vez finalizadas las obras de traslado, se consagraba nuevamente
el templo en su nueva ubicación, en el pueblo de Campillo.
Se construyó con una mezcla entre planta de cruz griega, ligeramente alargada
y planta basilical. Su factura nos hace pensar que fue construida en dos fases
bien diferenciadas. En la primera se hicieron los ábsides y las estancias laterales, mientras que en un segundo periodo se construyó la nave.
La calidad constructiva de este segundo periodo es muy inferior y ha
recibido constantes reparaciones a lo largo de su historia. Son
especialmente evidentes las reparaciones en las bóvedas rehechas con ladrillo
de la parte más oriental de las naves. Esta bóveda sustituyó a la original de
piedra, que todavía se conserva en la mayoría del templo. Todas ellas son de
cañón y se refuerzan con arcos de herradura, que descansan con columnas
adosadas a los pilares, que separan las naves. Estas columnas tienen esculpidos
unos bellos capiteles. En ellos se puede ver a Daniel luchando en el foso de
los leones, el sacrificio de Isaac, dos aves, que se cree que están en el
Paraíso, picoteando frutos, igual que otras aves picoteando uvas de una cepa.
Sobre los cuatro capiteles encontramos una cenefa con círculos dónde se han
esculpido motivos vegetales, animales y figuras humanas. Los fustes de las
columnas son de época romana.
En las bases de las columnas del crucero encontramos esculpidos los símbolos
del Tetramorfos.
Las naves laterales se presentan como aposentos cerrados entre el crucero y la
cabecera. Bellos arcos de herradura los comunican con la nave central. Se cree
que podrían haber sido salas del tesoro o bien las propias celdas de los
monjes. Encontramos tres aposentos más sobre los pórticos laterales y sobre el
ábside. Estas habitáculos se repetirán después en el
prerománico asturiano.
Tanto la capilla mayor como los espacios laterales tienen ventanas de medio
punto o rectangulares que las iluminan. Es probable que estuvieran decoradas
con celosías, tal y como era habitual en las construcciones visigodas. Completan el
sistema de iluminación del templo algunas ventanas en forma de saetera y de otros
geminadas.
Junto al arco toral de la cabecera podemos encontrar un horoligium
visigodo. Es un "reloj" de la época que marcaba el horario monástico.
Lamentablemente no está completo y sólo podemos contemplar los meses que van
de noviembre a marzo.
El ábside está decorado internamente con frisos esculpidos con motivos
geométricos, cruces y racimos de uva. También se pueden observar las marcas de
la barra de la cortina que separaba el presbiterio del resto del templo.
Se cree que en esta iglesia se guardaron los restos de los santos Julián y
Basilisa, a quienes la tradición considera fundadores de este templo.
El edificio tiene tres puertas de acceso. Dos están situadas en los extremos de
los brazos de la cruz, protegidas por unos pórticos. La tercera se encuentra
en la nave. Debido a los derrumbamientos y reconstrucciones que tuvieron lugar en
esta zona, se tapó, pero durante el traslado del templo a esta ubicación se
volvió a abrir y es el acceso habitual.
Lamentablemente, en mi visita durante el verano del 2004, a más de que en
aquel momento no tenía previsto hacer esta página web, se me "murió" la cámara Nikon F70
después de la segunda fotografía. Sólo pude retratar
con ella el capitel de Daniel y una imagen general del interior. Por suerte acababa de
comprarme una pequeña coolpix 3100, que estrenaba aquel verano y que me
permitió realizar algunas imágenes del templo, si bien la calidad de la
cámara fue una gran limitación. Se ha de tener en cuenta que era de las
primeras cámaras digitales "asequibles" para el gran público.
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