Castilla y León - Provincia de León
Catedral de Santa María
(León, Tierra de León)
42º 35,972'N ; 5º 33,991'O
El año 916, Ordoño II, rey de león, donó su palacio para que se construyera
la primera catedral de León, siendo el obispo de la diócesis Fruminio. Este
edificio fue arrasado por Almanzor a finales del siglo X, pero inmediatamente
se reconstruyó. Las numerosas disputas políticas y bélicas de la época
debilitaron considerablemente la catedral y Pelagio II, obispo entre 1065 y 1073
hizo reconstruir el templo, con el apoyo de Fernando I de León. En este caso
se edificó una catedral románica, si bien con algunas influencias
góticas, realizada en ladrillo y con tres naves, rematadas por el este con tres
ábsides semicirculares. Los cimientos de esta construcción todavía se
conservan bajo de la actual catedral.
Fue a finales del siglo XII, coincidiendo con un momento de esplendor del
reino de León, que el obispo Manrique de Lara decide construir una nueva
catedral con el apoyo del rey Alfonso IX. Por motivos que se desconocen las
obras se pararon cuando apenas se habían acabado los cimientos.
En el año 1253, el obispo Martín Fernández
empieza la construcción del templo actual, que sigue con fidelidad los modelos
franceses de la época, pero con menor altura.
La mala calidad de la piedra utilizada, poco resistente a los factores
atmosféricos y la deficiente cimentación, debido a estar construida sobre unas
termas romanas, han provocado varios problemas a lo largo de los siglos, que
se han tenido que ir solucionando y por lo tanto provocando variaciones en el
proyecto inicial. Las primeras reparaciones están documentadas a finales del
siglo XIV, cuando se desequilibraron los pilares del lado sur.
Posteriormente, en 1631 , se derrumbaron parte de las bóvedas de la nave
central. Se cubrió el crucero con una gran cúpula barroca y años más tarde se
construyeron cuatro grandes pináculos para garantizar la estabilidad del brazo
sur del transepto.
El terremoto de Lisboa de 1755 agravó los males del templo, afectando a las
vidrieras y los maineles de los ventanales. También se desprendieron algunos
bloques de piedra del sector sur, que provocó que se reforzaran con
contrafuertes todos sus muros.
En 1857 volvieron a desprenderse algunos de los sillares de las bóvedas y fue
necesaria una nueva actuación. En este caso se desmontaron la cúpula del
crucero y los pináculos. En 1869 se hace cargo de la restauración Juan Madrazo,
un arquitecto medievalista y gran conocedor del gótico francés, el cual
rehizo parte de las bóvedas para devolver al templo su aspecto original. Lo
sucedió Demetrio de los Rios, que continuó con la obra de Juan Madrazo. A su
muerte, fue Juan Bautista Lázaro el encargado de acabar las obras con la
recuperación de las cristaleras.
El 27 de mayo de 1966 un incendio arrasó todas las cubiertas de las naves.
Las restauraciones y obras de consolidación siguen hoy en día, para preservar
la catedral: el mejor ejemplo del gótico francés en la península.
La planta del templo está claramente inspirada en la catedral de Reims,
mientras que el alzado se corresponde más con las de Beauvais y Amiens .
Tiene tres naves, a las que cruza un amplio transepto. La cabecera está
formada por un gran ábside, con girola y capillas radiales.
La nave principal es mucho más alta que las laterales lo que permite que sobre
los arcos formeros se levante un bello triforio y grandes ventanales, decorados
en gran parte con los cristales originales. Los juegos de luces de sus
vitrales, que ocupan una superficie aproximada de 1.800 m² y la uniformidad
de sus líneas la convierten en una de las catedrales góticas más bellas de la
península.
Destacan especialmente los vitrales del gran rosetón de la fachada oeste, del
brazo norte del transepto, de la Capilla de Santiago y los de la Capilla
Mayor.
El capítulo de la catedral quedó impresionado por el retablo "transparente" de
la Catedral de Toledo y quiso construir una obra similar. Por este motivo
contactó con Narciso Tomé, autor de la obra toledana y con su sobrino, que
construyeron un retablo barroco, que se instaló en la Capilla Mayor en 1740.
Durante las obras de restauración de finales del siglo XIX se decidió
retirarlo, por que su barroquismo contrastaba excesivamente con
la pureza de las líneas góticas. En la actualidad se conserva en la iglesia de
los capuchinos. En su lugar se volvió a colocar el retablo pintado por Nicolás
Francés en el primer tercio del siglo XV. Como que algunas de sus tablas se
habían perdido se construyó una nueva estructura por alojar las que se habían
conservado.
El templo está lleno de sepulcros de nobles y clérigos, principalmente
románicos y góticos En el brazo sur del transepto encontramos el sepulcro del
obispo Martín Fernández, el impulsor de la actual catedral. Bajo una triple
arcada apuntada podemos ver varios relieves, que pese a la erosión, todavía
permiten visualizar algunas escenas de la Pasión de Cristo y de la vida de
San Martín de Tours.
El sepulcro mejor conservado de toda la catedral es el del obispo Rodrigo
Álvarez, situado en la capilla del Carmen.
Situado al la parte posterior de la Capilla Mayor, encontramos el sepulcro del rey Ordoño II.
Fue
construido en dos etapas claramente diferenciadas. La estatua yaciente y las imágenes
del tímpano, que representan la Crucifixión y el Descendimiento de la Cruz, así
como a Cristo acompañado por ángeles y profetas fueron esculpidas en el siglo
XIII. Posteriormente se amplió la decoración en el siglo XV en estilo
flamenco.
A los pies del templo se construyó la fachada occidental, uno de los conjuntos
escultóricos más importantes del gótico peninsular. La fachada está flanqueada
por dos grandes torres. La del lado izquierdo es conocida como la torre de las
campanas se empezó a construir en el siglo XIII, si bien no se acabó hasta
bien entrado el siglo XVIII con una aguja octogonal d’estilo churrigueresco. En
el lado derecho se encuentra la torre del reloj, coronada con una aguja gótica
tardía.
Entre las dos torres encontramos el pórtico, formado por cinco arcos
apuntados, que dan paso a un espacio dónde se abren tres puertas, una para cada
nave.
La principal es conocida como la Puerta de la Virgen Blanca, por la talla que
hay en el mainel.
La escultura es una réplica de la original, que se conserva a l’interior del
templo. Fue tallada en 1250 por un escultor desconocido y en 1551 fue pintada
y dorada por Antón Fernández de Meras.
El tímpano y las arquivoltas representan la escena del Juicio Final.
En el dintel se representan las almas de los bienaventurados entrando en el Paraíso,
acompañados de ángeles y músicos y las almas pecadores en el Infierno.
Encima suyo encontramos a Cristo, sentado en su trono y haciendo de Juez,
rodeado por ángeles que llevan los elementos que representan su martirio.
Flanquean la imagen de Cristo, la Virgen María y San Juan, que imploran
clemencia por las almas de los pecadores.
Las arquivoltas están decoradas con escenas referentes a la resurrección de
los muertos. Santos, ángeles, hombres volviendo a la vida y pecadores en el
Infierno llenan las tres arquivoltas apuntadas. En los montantes de las
arquivoltas encontramos seis apóstoles. El apostolado continúa por los muros que
comunican la puerta central con las laterales.
La puerta del lado izquierdo se conocida con el nombre de Puerta de San Juan.
En el tímpano se representan varias escenas repartidas en tres niveles.
En el inferior podemos ver la Visitación, el Nacimiento de Jesús, el sueño de
San José y la Anunciación a los pastores.
En el registro de en medio se representaron la visita de los Magos a Herodes,
la Epifanía y la Huída a Egipto. En el tercer nivel encontramos la Matanza de los
Inocentes.
Flanqueando la puerta encontramos seis figuras, tres a cada lado. De
izquierda a derecha encontramos un papa, san Juan Bautista, dos
profetas y dos monarcas, uno de ellos representando la Justicia.
La puerta del lado derecho recibe el nombre de Puerta de San Francisco. En el
tímpano se representó la dormición de Maria, rodeada por ángeles y
los apóstoles. En el registro superior encontramos la escena de la Coronación
de la Virgen.
En los montantes de las arquivoltas podemos ver a tres profetas, San Juan
Bautista, una reina y el Salvador.
Sobre el pórtico podemos ver parte de los ventanales del triforio y el gran
rosetón de la Gloria,
Corona la fachada la imagen del Salvador, debajo de la que encontramos la
escena de la Anunciación .
En el brazo sur del transepto se abren tres puertas más. Este sector, como ya
hemos comentado, fue profundamente reconstruido a finales del siglo XIX. La
puerta central ese conocida como Puerta de San Froilán, patrón de la diócesis.
En el mainel encontramos la imagen del santo. Lo flanquean varias esculturas,
que representan a un profeta, a la Virgen de la Anunciación, el ángel de la
cual está en el museo y a los Tres Reyes con la Virgen y el Niño
En el dintel encontramos un apostolado, que sirve de base para un Cristo en
Majestad rodeado por los símbolos del Tetramorfos, por los Evangelistas sentados
en pupitres y por ángeles.
La puerta del lado izquierdo se conoce como la Puerta de la Muerte. Sus arcos
están decorados con escudos de Castilla y León y con motivos vegetales.
La del lado derecho es la única que no fue reformada en las restauraciones de
finales del siglo XIX. Conserva todavía algunos restos de policromía. El
tímpano está dividido en tres niveles. En el inferior hay una procesión de
clérigos, en el de en medio un obispo yace entre ángeles turiferarios,
mientras que dos ángeles más se llevan su alma hacia el Cielo en el registro
superior. Es muy probable que represente la muerte de San Froilán.
En el brazo norte del crucero encontramos otra portalada, que nos conduce
hacia el claustro. Al haber quedado dentro del edificio catedralicio, ha
mantenido gran parte de su policromía, datada en el siglo XV.
Preside el tímpano la imagen de Cristo, dentro una mandorla sostenida por
cuatro ángeles. Lo rodean los cuatro Evangelistas.
En el mainel encontramos una imagen de Maria, conocida como la Virgen del
Dado. En los montantes encontramos las imágenes de San Pablo, San Pedro,
Santiago, San Mateo y de la Anunciación.
El claustro se empezó a construir a finales del siglo XIII y se terminó durante
el primer tercio del XIV. Tiene planta cuadrada y seis arcos ojivales en cada
una de sus galerías.
En el siglo XV se decoraron sus muros con pinturas al temple realizadas por
Nicolás Francés.
En 1540 se reforma el claustro, rehaciendo sus bóvedas y añadiendo
contrafuertes a los pilares de las galerías, que están coronados con un bello
pináculo.
En los muros del claustro podemos ver sepulcros de diferentes épocas,
principalmente góticos.
Una portalada gótica, y posteriormente reformada con detalles renacentistas,
comunica el claustro con el templo.
En los montantes vemos esculpidas diferentes escenas como la vida de Job o
bien instantes de la infancia de Jesús y de su Pasión.
El claustro es un rico muestrario de elementos escultóricos góticos y
renacentistas.
En el muro este podemos ver la imagen de Nuestra Señora de la Consolación,
tallada en el siglo XIII por el mismo maestro que realizó la Virgen Blanca.
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