Castilla y León - Provincia de Segovia
Iglesia-castillo de San Miguel
(Turégano, Segovia)
41º 9,479'N ; 4º 0,317'O
Sobre un promontorio situado junto al pueblo de Turégano, se levanta su
imponente castillo.
Arévacos, romanos y árabes ya se aprovecharon de la altura de este lugar para
construir un edificio defensivo, de los que todavía se pueden encontrar restos
en la muralla exterior.
En el interior del recinto fortificado encontramos escondida la iglesia de San
Miguel. Es del siglo XII y tiene planta basilical con tres naves
acabadas en tres ábsides semicirculares. Estos no son visibles ni interior ni
exteriormente al quedar ocultos por retablos y por la
construcción de la torre del homenaje del castillo en el siglo XV.
Originariamente se levantaba una torre en el crucero a modo de cimborio, una práctica
poco habitual en el románico de la provincia. De éste sólo queda parte de un
muro con una ventana decorada con una arquivolta. Cumplía una doble función
de campanario y de torre del homenaje.
Las naves están cubiertas con bóveda de cañón apuntada, que se apoya en
arcos fajones también apuntados. El último tramo de la nave norte está
cubierto con bóveda de arista con unos grandes nervios de piedra.
Los arcos formeros, que separan las naves, se apoyan en pilares rectangulares,
que tienen adosadas las columnas de los arcos fajones. Estas columnas se
acaban en capiteles esculpidos con motivos vegetales.
Encontramos dos capiteles que no están esculpidos con motivos vegetales, si
no que son historiados. En uno vemos a un león que devora a una
persona. En el otro encontramos representada la escena de la Anunciación, con Maria y
el ángel dentro de unos arcos de medio punto, como
simulando que el encuentro se hizo dentro de un edificio.
El templo tenía dos puertas de acceso, de las que sólo nos ha llegado una.
La situada en el muro oeste quedó cegada al construir el castillo. Desde el
interior del templo todavía se puede ver su arco de medio punto con unos ábacos
salientes, que le da la falsa apariencia de arco de herradura. Estos están
decorados con motivos vegetales. Tenía un tímpano y dintel, que no nos han
llegado y de los cuales sólo queda el arranque del dintel a ambos lados del
arco.
Cerca de esta puerta podemos encontrar una interesante pila bautismal.
La otra puerta de acceso se encuentra en el muro sur. Está flanqueada por dos
torres del castillo, construidas en el siglo XVI. La puerta está formada por
dos arquivoltas, mutiladas por la construcción de las torres y un guardapolvo
ajedrezado. La arquivolta interior tiene esculpidos motivos florales, mientras
que la exterior tiene forma de bocel.
En este mismo siglo se rebajó el techo del tramo previo al presbiterio de la
nave central, dotándolo de una bóveda de crucería.
Ya en el siglo XVIII se derribó parte de la torre del crucero y se colocó una
espadaña sobre la puerta de acceso al templo.
Mi visita a Turégano fue algo improvisado. No entraba en mis planes
iniciales. Me alegro de haber cambiado estos planes, porque subir a este
castillo es una visita muy recomendable. La lástima es que, a pesar que te
cobren una entrada de 2 €, las condiciones para la visita son pésimas. Lo
que más sorprende es el sistema de iluminación. Sencillas bombillas están
colgadas por diferentes lugares con el cable colgando por cualquier lugar, como
por ejemplo sobre este capitel románico.
Las estancias del castillo permanecen medio en penumbra, pues la iluminación
es deficiente y la subida y bajada de las escaleras complicada. Por un lado
resulta muy interesante pasear por un lugar poco perturbado por modernas
restauraciones, pero se agradecería que el recinto estuviera algo más
condicionado para su visita.
El templo sufre de los mismos males, agravados por el hecho que casi todas las
entradas naturales de luz fueron cegadas al construir el castillo. La poca
iluminación tiene su encanto, pero hace muy difícil la contemplación de
este tesoro escondido.
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