Reyno de Navarra


San Martín de Tours de Artaiz
(Untziti)

42º 44,909'N ; 1º 28,177'O    




Los orígenes de esta iglesia son inciertos. No existe documentación que explique su pertenencia a algún monasterio navarro y teniendo en cuenta que está situada en un pueblo de pocas casas, se cree que podía ser patrimonio de personalidades navarras de la época.

 


 

Su construcción se puede situar en la segunda mitad del siglo XII, momento en que se cree que se hicieron los capiteles de la puerta de entrada, realizada por el taller de Pamplona.

 

Consta de una sola nave y un ábside semicircular construido con sillares muy bien tallados, sin decoración, excepto los canecillos esculpidos con varios motivos.

 


 

También está esculpida la cornisa, decorada con motivos vegetales. Entre los motivos esculpidos en los canecillos del ábside encontramos un signo fálico, caras grotescas con actitud burlesca y diversidad de animales.

 


 

También encontramos canecillos esculpidos en los muros laterales del templo.

 


 

Son variados y uno de ellos presenta una cabeza tricéfala, estilizada y bien conservada.

 


 

A su lado y esculpida en bajorrelieve existe la figura de un personaje mitrado.

 


 

La puerta de entrada se abre en el muro sur.

 


 

Está formada por tres arquivoltas en degradación, en forma de bocel, salvo la más exterior, que muestra una cenefa decorada con rosetas. El guardapolvo está decorado con un ajedrezado.

 


 

Las arquivoltas se apoyan en tres parejas de columnas con los capiteles esculpidos.

 


 

De izquierda a derecha podemos ver un capitel con formas florales. El siguiente nos muestra una persona tricéfala y barbada en actitud sentada y volutas vegetales, rodeado de dos cabezas humanas. El tercer capitel es una mezcla formada por volutas vegetales, una cara inquietante, un león, un perro y dos personajes medio escondidos.

 

El cuarto presenta dos águilas cruzadas en actitud de pellizcar las cabezas de dos personas, una de ellas pasa el brazo sobre la espalda del otro. En el ángulo hay un león con una persona en movimiento saltando sobre la espalda.

 


 

En el quinto hay dos arpías. El último capitel está muy dañado pero se puede ver una figura humana con un dedo señalando lo que queda de un animal y al otro lado vemos también una figura animal difícil de interpretar.

Las arquivoltas rodean un tímpano, donde hay grabado un crismón trinitario, que conserva restos de policromía, con los signos alfa y omega en cada esquina. Flanquean el crismón dos círculos concéntricos decorados con una flor de seis pétalos.

 


 

El tímpano se apoya en dos montantes esculpidos. En el lado derecho vemos una cara demoníaca, mientras que en la izquierda hay un rostro humano de elaboración muy sencilla.

 


 

Por encima de la portada y flanqueándola encontramos dos leones esculpidos. El de la izquierda está devorando a un ser humano y tiene los pies de otro con los ojos cerrados.

 


 

El león de la derecha está en actitud de proteger a una persona que sonríe.

 


 

La excepcional puerta de entrada está construida en un cuerpo avanzado y protegida por un tejadillo, bajo el cual hay siete canecillos intercalados con metopas. Encima hay un friso formando una cenefa con forma de nido de abeja. La mayoría de canecillos son de carácter profano exceptuando el de la derecha.

 


 

Se observa por orden de izquierda a derecha una figura toca una cítara, un personaje que está en posición de cantar o bailar, un hombre que toca un instrumento de viento y una cuarta imagen con un rabel sostenido al revés. El canecillo siguiente nos muestra un hombre con un orinal mirando fijamente con cara de burla.

 


 

El sexto canecillo nos presenta una mujer pariendo con una mueca de dolor poco frecuente en las imágenes de natividad y se deduce que quiere significar el pecado, teniendo en cuenta que la parturienta lleva velo, signo de la mujer casada, quisiera representar el adulterio. El niño que nace lleva un puñal.

 

El séptimo y último canecillo representa un caballero cristiano con un escudo donde hay grabada una cruz, lleva también una lanza y aplasta con sus pies un dragón. Algunas fuentes han identificado esta imagen con San Jorge o San Miguel, pero es más probable que represente a un caballero que con las armas de Cristo, vence todas las tentaciones y pecados representados en los otros canecillos.

 

Entre los canecillos encontramos unas metopas esculpidas. Estas no tienen ningún punto de conexión con las ménsulas. Son de carácter variado y la primera nos representa el Juicio final con San Miguel y el Diablo pesando las almas. Hay un tercer personaje que simboliza el difunto.

 


 

La siguiente metopa está muy mal conservada pero se puede vislumbrar el sacrificio de Isaac.

 

En la tercera se representa a Cristo bajando a los infiernos después de su resurrección para liberar a justos que están esperando en un mundo de tinieblas. Lleva una cruz con la que aplasta la cara del Demonio. En un extremo hay un perro que trata de evitar la liberación de una de las almas.

 

A continuación nos muestra la parábola del banquete del rico Epulón, a sus pies está el pobre leproso Lázaro, y el perro que come las migajas que caen de la mesa y lame sus heridas.

 

La última metopa nos muestra dos caballeros enfrentados en una lucha.

 

El campanario es de planta cuadrada con una ventana de arco de medio punto en cada fachada, añadido en el siglo XIII.

 

También se añadió al lado norte del ábside una capilla que comunica con la sacristía.

 

A pocos metros del templo encontramos otra verdadera joya del arte románico: se trata de un aljibe o pozo de agua .