Castilla la Mancha - Provincia de Guadalajara
Isglesia de El Salvador
(Cifuentes, Guadalajara)
41º 17,869'N ; 3º 45,028'O
Templo edificado a finales del siglo XIII, entre 1261 y 1268, ya en
estilo gótico, si bien todavía conserva algunos elementos y formas de
tradición románica. En 1645 se eliminó la puerta del muro sur, para construir
una de nueva, más acuerdo con los gustos clasicistas de la época.
Está formada por tres amplías naves separadas por pilares cilíndricos, que
tienen columnas adosadas, dónde descansan los arcos fajones y formeros, así
como los nervios de las bóvedas de crucería. Las columnas y pilares están
decorados con dos molduras escalonadas. Exteriormente las trazas góticas han
quedado prácticamente ocultas por elementos y construcciones renacentistas.
La nave principal está acabada por el este con un ábside poligonal, que en la
última restauración ha recuperado sus grandes ventanas de medio punto.
Pero sin duda el elemento más interesante es la portalada románica del muro
oeste, sobre la que encontramos un rosetón gótico. Está construida en un
cuerpo adosado al muro y protegida por un tejaroz, que se apoya en canecillos esculpidos.
Es conocida como la Puerta de Santiago.
El conjunto tiene una gran profundidad, gracias a sus ocho arquivoltas de medio
punto y en gradación.
En la segunda arquivolta, empezando desde el interior, podemos ver un
apostolado y tres ángeles. Las primeras imágenes que encontramos a la izquierda
corresponden a San Pedro y San Pablo, que comparten espacio. El primero
tiene a sus manos un libro y las llaves del Cielo. Santo Pablo sostiene una
espada. En las dos siguientes dovelas encontramos dos parejas más de apóstoles
dialogante entre ellos, pero no tenemos elementos que nos permitan
identificarlos.
En el extremo derecho se repite la misma distribución, con tres parejas de
apóstoles. La mayoría de ellos han perdido sus cabezas, lo que impide su
identificación. Los personajes situados más a la derecha sostienen un libro.
En la parte central de la arquivolta encontramos un ángel con un incensario, que
también ha perdido su cabeza. Se trata de un ángel turiferario. Lo flanquean dos ángeles más, que sostienen un
pergamino con sus manos.
En el arco más exterior encontramos representada la eterna confrontación entre
los vicios y las virtudes. En la parte izquierda se han representado los vicios,
a través de figuras diabólicas. En primer lugar encontramos un demonio muy
erosionado, que sostiene con su mano derecha el alma de un hombre. También
encontramos este motivo en la siguiente figura, si bien la erosión no nos
deja contemplar sus detalles. Si que se aprecia esta idea en la tercera
figura, donde un diablo pisa el alma de un ser humano. También se representa
un demonio en la siguiente dovela. En este caso nos encontramos con una imagen
con dos alas alargadas, debajo de las cuales aparecen dos largas piernas, que
se apoyan en una cabeza que saca la lengua.
A continuación encontramos otra figura diabólica, con un rostro lleno de
expresividad y con los cuernos muy enroscados. Con las manos y los pies coge a
un personaje, muy deteriorado, al que está martirizando. También tiene una
cara muy expresiva el siguiente diablo, que tiene una gran boca y unos grandes
cuernos y orejas. Con sus patas sujeta una presa, que en este caso es un cuadrúpedo. Completa el grupo del bestias diabólicas la imagen de una gran
diablesa, a la que identificamos gracias a los sus dos grandes pechos. Está
pariendo a un ser, que tiene una corona. Algunas fuentes afirman que se trata
de Alfonso X de Castilla, el "culpable" de la soltería de la señora de
Cifuentes, patrocinadora del templo.
En el lado derecho de la arquivolta se representan las virtudes. La primera
imagen que encontramos corresponde a una figura femenina, que tiene una corona
sobre su cabello rizado. Se cree que representa a Beatriz, reina de Portugal e
hija de la señora de Cifuentes, doña Mayor Guillén de Guzmán. A continuación
encontramos cinco imágenes que son una reproducción de esta figura.
Corresponden a la restauración que se realizó tras la Guerra Civil. Las
imágenes que había en este espacio estaban tan deterioradas que no era
posible identificar su forma o identidad y se optó por reproducir esta figura.
A continuación se representó a la fundadora del templo, la señora de Cifuentes,
que sostiene en sus manos la vara de poder. A su lado encontramos una figura
masculina. Su rica indumentaria nos hace pensar que era un personaje
importante del pueblo, probablemente el alcalde o algún regidor por la vara de
poder que sostiene. Es también un personaje importante y masculino el que se
representó en la siguiente figura. Viste una túnica corta y capa de la que
cuelga una concha de vieira, lo que nos hace pensar que es un peregrino, que
hace el camino de Santiago.
La siguiente imagen corresponde a una figura eclesiástica, con báculo y mitra
y bendiciendo con la mano derecha. Encima suyo podemos leer: ANDREAS: EPS:
SEGONTINUS. Así pues
Las arquivoltas de la portalada se apoyan columnas, que tienen sus capiteles
esculpidos. También están decorados los montantes dónde se observa la escena
de la Anunciación, en el lado derecho y de la Epifanía en el izquierdo.
En el montante del lado izquierdo, como hemos comentado, aparece la escena de
la Anunciación. En ella encontramos al ángel, con un libro a las manos,
anunciando la buena nueva a la Virgen, que va vestida según los cánones de la
moda francesa de la época. A su lado se representa la escena en que Dios
envía a al arcángel a dar la noticia a Maria.
En el capitel más interior se ha representado una escena, que los estudiosos
han identificado con las tentaciones de Cristo. Desgraciadamente las imágenes
representadas han perdido la cabeza y resulta complicado dar argumentos a
favor o en contra de esta teoría. Se observa a una figura masculina vestida
con una larga túnica, junto a la que encontramos una figura femenina y un
diablo, que muerde el hombro a la mujer. En el siguiente capitel se ha
representado una escena de la Pasión de Cristo, cuando se encuentra apresado
por dos soldados.
Nuevamente el pobre estado de conservación del siguiente capitel hace que sea
difícil su identificación, si bien probablemente corresponda a la flagelación de Cristo. Dos personajes cogen a uno de central, al que atacan o
incluso desnudan.
El resto de capiteles de este lado son de tipología vegetal, en los que se
pueden ver algunas cabezas de leones y otros cuadrúpedos.
En el montante del lado izquierdo encontramos la escena de la Epifanía. En la
parte interior vemos a José y a la Virgen con el Niño, si bien estos
últimos están muy erosionados. En la parte exterior están representados los
tres Reyes Magos.
El siguiente capitel está finamente tallado con motivos vegetales.
En los tres siguientes encontramos escenas historiadas. En el primero vemos a
tres figuras, vestidas según los aldeanos de la baja edad media. Llevan
objetos en sus manos, lo que hace pensar que se trata de los pastores que
llevan las ofrendas al Niño Jesús. El capitel del medio está demasiado
deteriorado y no podemos adivinar qué escena se esculpió en él. Este grupo se
completa con un capitel dónde dos personas se están abrazando. Algunas fuentes
afirman que se trata de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada.
A continuación se representó la huida a Egipto. Vemos a José en la cara
interior rodeado de ángeles muy erosionados. En la otra cara vemos a un
caballo sobre el que viaja una figura femenina, también bastante deteriorada.
En el último capitel del conjunto se representaron cuatro demonios con las
facciones muy exageradas.
Completa la decoración de la portalada la imposta que hay sobre los capiteles.
En el lado derecho encontramos básicamente motivos vegetales, como unas flores
de lis, entre los que podemos encontrar alguna figura humana. También vemos
algunos cuadrúpedos y otras bestias enfrentadas.
En el lado izquierdo predominan las bestias monstruosas y las figuras humanas,
en muchos casos enfrentadas en una nueva muestra de cuáles son las
consecuencias de cometer pecados. Si empezamos nuestro repaso por el extremo
de la izquierda podemos ver una ave monstruosa, la cola de la cual sale de la
gran boca de un monstruo. Del mismo lugar salen dos serpientes que muerden los
pies de una figura humana, que con las manos juntas implora perdón. Se trata
de una representación de la lujuria, pecado del cual trata de arrepentirse el
pequeño hombre representado. Enfrente suyo encontramos una bestia monstruosa de
cuatro patas.
A continuación podemos ver una figura humana con las rodillas flexionadas y
cogiéndose las piernas con las manos. Parece tratarse de una figura masculina
que se ofrece para un coito anal, tratándose así de una imagen relacionada con
la homosexualidad, considerada como un vicio por la iglesia. Cerca suyo vemos dos figuras diabólicas enfrentándose para conseguir el alma de un pequeño
personaje, que está debajo de una de ellas.
Un gran monstruo abre su boca para comerse a una pareja abrazada en clara
actitud sexual. Destacan los trazos diabólicos, muy acentuados, de sus
caras. Cerca de esta escena encontramos una similar, en que el monstruo traga
a un par de figuras, que representan las almas de los condenados. En
los dos casos podría tratarse de Leviatán, el monstruo infernal de la
Apocalipsis, que traga a los pecadores para conducirlos al castigo eterno. Este
motivo se repite en algunos otros puntos de la imposta, dónde vemos pequeñas
figuras tragadas por una gran boca y monstruos persiguiendo almas. Completan
el repertorio de bestias diabólicas una pareja de animales, una de ellas con
cabeza de lechuza, que rodean a una pequeña figura. Algunas fuentes identifican
esta imagen con la mujer de la Apocalipsis, por estar cubierta con un manto y
reposada sobre una media luna. La tosca factura de esta imagen nos hace
dudar de esta teoría.
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