Galicia - Provincia de Pontevedra


Torres de Oeste
(Catoira, Pontevedra)

42º 40,598'N ; 8º 43,544'O   




A la orilla del río Ulla, allí donde comienza la ría de Arousa, se alzan los restos de lo que un día fue una de las fortalezas más importantes de Galicia. Se cree que inicialmente era una isla independiente, rodeada de terrenos pantanosos.


Sus orígenes se remontan antes de la romanización, cuando en este lugar había un castrum. A partir del siglo I, ya bajo la dominación romana, se convierte en un importante punto comercial. Por ello se refuerzan sus estructuras defensivas. En las excavaciones realizadas desde mediados del siglo XX se pudo confirmar el origen romano de alguna de las torres de la fortificación, gracias a la aparición de grandes sillares en sus bases.

Posteriormente jugó un papel muy importante como defensa de Compostela. Los normandos "visitaron" por primera vez las costras gallegas en 843. La Jacobsland, o tierra de Santiago, era muy interesante para estos visitantes del norte, que encontraban en ella muchos minerales y tierras fértiles, además de buenos caballos. Ya en el año 851 llegan a la ría de Arousa y por tanto encuentran camino libre para desplazarse hasta la sede episcopal de Iria Flavia. El obispo y los canónigos tuvieron que trasladarse hasta Santiago de Compostela, huyendo de los ataques normandos.

Tres años más tarde, una vez fueron expulsados ​​los normandos, el obispo Sisnando decide construir las fortalezas de La Lanzada y Cedofeita para poder hacer frente a futuras incursiones. Esta acción no fue suficiente, pues en la primavera del 968 se produjo un nuevo ataque normando en la ría de Arousa. En principio fue repelido por las tropas de Sisnando. Pero en uno de los combates el obispo fue alcanzado por una flecha, que le causó la muerte. Los normandos, conocedores de la noticia, recuperaron terreno y vuolvieron a saquear Iria Flavia y sus cercanías.

Los ataques Vikingos continuaron en los siguientes años, sin que los habitantes de la zona pudieran hacer nada para detenerlos. También saquearon la otro sede episcopal importante de la zona, Tui. Ante esta situación, el rey Alfonso V se dirigió hacia la zona y logró desembarcar en la zona de Catoira, en la pequeña fortificación de Torres de Oeste. Allí, una vez expulsados ​​los normandos, se decide unificar temporalmente las dos mitras y establecer la sede en Compostela. Sin embargo, el rey le encomienda al obispo la defensa de la zona y le hace donación de la ciudad de Oneste (Oueste). Esta es la primera referencia histórica concreta de la fortaleza de Torres de Oeste.

A partir de este momento, el obispo Cresconi comienza a ampliar y reforzar la pequeña fortaleza existente, edificada sobre los restos romanos. Se amplía el perímetro, se ensanchan los muros y se refuerzan con grandes torres. También se construye un pequeño templo, dedicado a Santiago.

Son sus sucesores, Diego Peláez y Diego Gelmírez los encargados de ampliar y mejorar aún más la fortificación. Sus mandatos se corresponden con el declive de la flota normanda y las primeras incursiones sarracenas en la zona, aunque muy tímidas. Tal es el periodo de tranquilidad y la solidez de la fortificación que se decide construir una nueva torre en medio del recinto. Fue conocida como la Torre de Lugo, pues la construyeron hombres provenientes de aquella región, y era mucho más estrecha y alta que el resto. En una segunda fase de obras, se construyen estancias nobles y derriba el pequeño templo, para construir uno de mayores dimensiones.


A mediados del siglo XII comienza a perder su valor estratégico ante invasiones externas y durante los siglos XIII, XIV y XV servirá de escenario a las diversas luchas entre los nobles y el pueblo gallego.

A partir de la segunda mitad del siglo XV, la fortificación comienza a entrar en decadencia, que se culminaría en 1525, cuando son destruidas buena parte de sus estancias.


Gracias a las diferentes campañas de excavaciones arqueológicas se ha podido dibujar el perímetro de la fortaleza. Tenía planta elíptica con siete grandes torres torres. Este espacio estaba dividido en dos recintos. El interior conserva restos de cuatro torres, de la capilla y otras estancias de diferentes épocas. Esta es la parte más antigua de la fortificación y la que conserva elementos del asentamiento prerromano y romano.


El segundo recinto, correspondiente a las ampliaciones de los siglos XI y XII, contiene las otras torres, entre ellas la conocida como Torre de Lugo.

Desgraciadamente hoy sólo se pueden ver los restos de dos de estas torres y los cimientos del resto. También se conserva, aunque con algunas modificaciones, la iglesia del siglo XII.


Es un templo de una sola nave, acabada en un ábside semicircular, que se une a una de las torres de la fortificación. El interior de la nave está cubierta con una bóveda de cañón, con un perfil ligeramente sobrepasado.


Tiene dos puertas de acceso, de similares características. Una se abre en el muro sur y la otra en el oeste. Están formadas por un arco de medio punto adovelado, que rodean un tímpano y un dintel. En el caso de la puerta del muro oeste, el dintel es poligonal.


En el muro norte se abren algunas pequeñas ventanas con arco de herradura.


Hace unos años, sin embargo, "alguien" tuvo la brillante idea de construir un gran puente, que permite cruzar el río Ulla con toda comodidad, casi encima suyo. Es evidente que la infraestructura es necesaria para el desarrollo de la zona, ¿pero no podían encontrar una mejor ubicación?


A principios de agosto se celebra un encuentro en el que se recuerdan las invasiones normandas, con barcos y "tropas vikingas". Desgraciadamente nuestra visita a este monumento coincidió con los días previos a este evento y sus preparativos impedían acercarse. Por eso las fotografías de Art Medieval están hechas desde la lejanía. El resto de fotografías son de José Antonio Gil Martínez, utilizadas bajo licencia Creative Commons.