Castilla y León - Provincia de Burgos
Catedral de Santa María
(Burgos)
42º 20,450'N ; 3º 42,259'O
Los orígenes de la catedral los tenemos que buscar el 8 de junio de 1074, cuando
bajo el reinado de Alfonso VI, se convirtió en catedral el templo de Santa
Maria que se acababa de construir en Gamonal. Este templo fue escogido por las
infantas Urraca y Elvira para restituir la diócesis de Oca, destruida por los sarracenos,
por que en su interior se veneraba una talla de la Virgen, por la que
sentían gran devoción.
En 1075, Alfonso VI cedió su palacio de Burgos para que se construyera un nuevo
templo, digno de ser la sede de la diócesis. Este se terminó dos años más tarde
en estilo románico, si bien la sede episcopal no se trasladó hasta el año
1088. El traslado fue confirmado siete años más tarde por el papa Urbano II.
A principios del siglo XII, el obispo Mauricio viajó por Francia y Alemania
para concretar el matrimonio de Fernando III con Beatriz de Suabia. Este
viaje sirvió de inspiración al obispo, que pudo contemplar como el gótico se
empezaba a extender por Europa. Así pues
En su fábrica podemos ver dos fases claramente identificables. La primera
corresponde a las obras realizadas durante los siglos XIII y XIV y que
corresponden a un gótico más puro, inspirado en las grandes catedrales
europeas. La segunda en cambio, corresponde a un estilo gótico flamígero, que
fue impulsado por los gustos de la familia Colonia.
El templo está formado por tres naves, la central acabada en un gran ábside
con girola. Este está precedido de un amplio presbiterio de tres tramos.
Alrededor del deambulatorio se realizaron cinco capillas poligonales y dos
rectangulares, imitando la planta de la catedral de Reims. Esta distribución
se ha ido modificando a lo largo de los siglos. En el siglo XV se sustituyó la
capilla central por la capilla del Condestable.
En los muros que rodean la Capilla Mayor se colocaron unos relieves en piedra
calcárea, obra de Felipe Bigarny, que representan el camino de Jesús hacia el
Calvario, la Crucifixión, el Descendimiento de la Cruz y la Resurrección. Dos
siglos más tarde, en 1681 se completó el conjunto con las escenas de la
oración en el huerto de los olivos y la Ascensión al Cielo, ya en estilo
barroco. Estas imágenes están gravemente afectadas por la erosión, por qué se
hicieron con piedra de mala calidad, que se está desmenuzando con el paso de
los años.
Las naves están divididas en seis tramos y cubiertas con bóvedas de crucería.
Sobre los arcos formeros de la nave principal podemos encontrar un triforio,
formado por arcos trilobulados, agrupados bajo un arco escarzano, que tiene
el tímpano esculpido con flores de cuatro pétalos.
Encima del triforio se abren grandes ventanales, los vitrales de los cuales
fueron destruidos por el ejército de Napoleón al dinamitar el castillo. La
explosión fue tan violenta que reventaron las cristaleras. Sólo se salvó el
rosetón del brazo sur del transepto.
Es desde el brazo sur del transepto, que podemos acceder al
claustro, edificado en el siglo XIII.
En la intersección de la nave principal con el transepto se levanta un
cimborio, construido en el siglo XVI.
Este no es el original, por que en el siglo XV se construyó una torre, que
según las crónicas de la época era "extremadamente alta y elegante, estaba
adornada con numerosas columnas y coronado con ocho pináculos". En el mes de
marzo de 1539 se derrumbó y aquel mismo día se decidió construir un nuevo
cimborio bajo las órdenes de Juan de Vallejo, ya en estilo plateresco.
Tiene planta octogonal y dos pisos, profusamente decorados y con amplios
ventanales. La bóveda destaca por su belleza. Está calada, lo que permite el
paso de la luz necesaria para iluminar el crucero.
Las capillas laterales del templo han sido profundamente reformadas a lo largo
de los siglos, especialmente en época barroca. Una de las más interesantes es
la capilla de la Presentación. Fue construida en gótico tardío, entre 1519 y
1524, como capilla funeraria del canónigo Gonzalo Díaz de Lerma. Está cubierta
con una bóveda estrellada, que tiene la parte interior calada, inspirada en la
que cubre la Capilla del Condestable, pero mucho más sencilla.
La fachada oeste es un de los elementos más característicos del templo. Está
inspirada en las catedrales de París y Reims.
Destacan las dos grandes torres, que flanquean la fachada. En el siglo XV,
Juan de Colonia aumentó su altura con unas agujas piramidales de muy bella
factura y finos calados góticos.
La puerta central estaba dedicada a Santa Maria. Tres arcos apuntados
enmarcaban la puerta Real o Puerta del Perdón. Fue realizada en el siglo XIII
y estaba considerada como una de las más bellas del arte gótico castellano.
Desgraciadamente en 1663 presentaba un estado de degradación tan importante
que se rehizo en estilo neoclásico. Las puertas laterales corrieron la misma
suerte, si bien en sus tímpanos se colocaron unos relieves con las escenas de
la Concepción y de la Coronación de la Virgen
Sobre la puerta central encontramos un gran rosetón del siglo XIII,
decorado con una estrella de seis puntas, rodeada por flores de cuatro pétalos
circunscritas.
Encima suyo se construyó una galería, formada por dos grandes arcos góticos,
que alojan ocho arcos polilobulados, dónde encontramos las imágenes de los
ocho primeros reyes de Castilla. Corona la galería una barandilla esculpida
dónde encontramos una imagen de la Virgen, añadida en el siglo XV.
En el brazo sur del transepto se abre la Puerta Sacramental o Sarmental. Fue
construida entre 1230 y 1240.
En el tímpano podemos ver a Cristo en Majestad, rodeado por los cuatro
evangelistas, representados en sus pupitres y también por sus símbolos del
Tetramorfos. Pese a ser un argumento típicamente románico, ya muestra claramente
las líneas góticas. Se atribuye su factura a un artista franco conocido como
Maestro de Beau Dieu de Amiens, debido a las grandes similitudes que mantiene
con la Catedral de Amiens. En el dintel se representó el apostolado, realizado
por otro escultor, conocido como el Maestro de Sarmental. Rodean el conjunto
tres arquivoltas, dónde están representados los 24 ancianos de l’Apocalipsis,
tocando instrumentos y un coro de ángeles.
En el parteluz de la puerta encontramos la imagen de un obispo. Se trata de una
escultura moderna, que sustituye a la original, que se encontraba muy
deteriorada. Los estudiosos no se ponen d’acuerdo sobre quien es el personaje
representado. Mientras que para unos se trata del obispo Mauricio, impulsor
del templo, otros creen que podría tratarse de Asterio de Oca o bien de San Indalecio, primer obispo de Almeria y portador de la palabra de Dios por las
tierras burgalesas. En los montantes dónde descansan las arquivoltas se
representaron las imágenes de Moisés, Aaron, San Pedro y San Pablo. Hay dos
imágenes más, que no se han identificado.
Dos robustos contrafuertes, rematados por pináculos, flanquean la fachada. En
la parte superior encontramos una galería, formada por tres arcos apuntados,
decorados con calados en forma de flores de cuatro pétalos. En el interior de los
arcos encontramos esculturas de Cristo administrando l’Eucaristía, acompañado
por los doce apóstoles.
En el brazo norte del crucero encontramos la Puerta de la Coroneria o Puerta
de los Apóstoles.
Está situada a un nivel más elevado que el suelo del templo y para poder
salvar el desnivel, se construyó la Escalera Dorada en 1519. Está inspirada en
obras del renacimiento italiano y permite salvar un desnivel de ocho metros
con una exquisita elegancia.
La portalada se realizó entre 1250 y 1257 por artistas locales bajo las
órdenes del Maestro Enrique. Pese a ser una portalada gótica, mantiene
todavía la tradición temática románica. El tímpano está dividido en dos
niveles, donde se representa el Juicio Final. En el registro superior vemos a
Cristo como juez, con María y San Juan implorando clemencia para los pecadores.
Les rodean los ángeles que llevan los símbolos de la Pasión: la lanza, la
columna y la Cruz.
En el registro inferior se ve a varios personajes, que rodean a San Miguel,
que está pesando las almas. Unos demonios situados a su izquierda intentan
desequilibrar la balanza. A la derecha vemos una casa con la puerta abierta,
que representa el Paraíso, dónde ya encontramos un rey, una reina, un monje,
un franciscano y unos nobles disfrutando de la Gloria Eterna.
Las arquivoltas están decoradas con serafines, ángeles y con escenas de la
resurrección de los muertos.
A ambos lados de la portalada encontramos unos arcos ciegos apuntados, que
alojan las imágenes de los doce apóstoles.
Como en las otras fachadas, corona el muro una galería de arcos dónde hay doce
estatuas correspondientes a miembros de la realeza castellana.
La puerta fue reformada en 1786, suprimiendo el parteluz dónde estaba
representado Dios Padre, por una puerta de estilo barroco. Esta fue cerrada al
poco tiempo de haberla reformado, por que era utilizada por muchos vecinos
como un atajo para ir a la parte baja de la ciudad, con el correspondiente
ruido.
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