Aragón - Provincia de Huesca
Real Monasterio de
San Victorián
(El Pueyo de Araguás, Sobrarbe)
42º 27,441'N ; 0º 13,239'E
El antiguo cenobio presenta un estado lamentable.
La
iglesia ha recuperado la cubierta recientemente, pero el resto de dependencias
están todavía parcialmente en ruinas.
Sorprende ver un edificio histórico como este y "publicitado" con carteles
desde la carretera a la salida de Ainsa, en un estado tan importante de
abandono y cerrado con llave.
Algunas fuentes hablan de que podría tratarse del monasterio más antiguo de la
península.
Se
cree que se levantó sobre las ruinas del monasterio de Asán, fundado por el rey
visigodo Gesaleico, entre los años 507 y 511. Por aquellos años vivía en la
zona el Santo Beturián (San Victoriano), un monje italiano que promovió el
monaquismo benedictino por el sur de Francia.
Sus obras fueron consideradas por muchos como obras de un santo y así se le
veneraba.
Huyendo de esta "etiqueta", cruzó los Pirineos hacia el año 522 se estableció
en la sierra de Guara, donde vivía refugiado en una cueva.
Su
espiritualidad era conocida y admirada por los habitantes de la zona.
Era tan grande la admiración que por él sentían los monjes de San Martín de Asán, que lo nombraron abad.
San Victorián aceptó este nombramiento y reformó el monasterio, adaptándolo al
estilo benedictino.
Vivió en este cenobio hasta el año 561, cuando murió.
La
veneración por el santo, hizo cambiar la advocación del monasterio pasando a
ser conocido como San Victorián de Asán, donde se veneraban sus reliquias
hasta que fueron trasladadas al castillo-monasterio de Montearagón.
Los monarcas aragoneses las llevaban consigo a los campos de batalla para utilizarlas
como talismán.
De todas formas algunos estudiosos, afirman que el monasterio de Asán podría
estar cerca de Montearagón y no en las cercanías de L'Ainsa.
Los defensores de esta idea sostienen que los monjes tuvieron que abandonar el
cenobio por la presencia de las tropas musulmanas en la zona y se refugiaron
en la Fueba Alta, donde los condes de Ribagorza ejercían su protección e
influencia durante el siglo X. Es en este momento que se trasladan los restos
del santo y se construye un templo, que con los años se convertirá en un gran
monasterio.
De
lo que si tenemos constancia histórica es de la refundación del monasterio de
San Victorian, realizada por el rey Sancho Mayor a principios del siglo XI.
A
partir de ese momento recibió la protección de los reyes aragoneses.
En
el año 1071 el rey Sancho Ramírez lo pone bajo la tutela directa de Roma y
procede a reformarlo según las normas dictadas por Cluny.
Dice la tradición que en la primavera de 1137, se reunieron en este monasterio
el rey de Aragón, Ramiro II el Monje y el conde de Barcelona, Ramón
Berenguer IV, para acordar el matrimonio de éste con Petronila, hija del rey
aragonés .
Así nacía la Corona Catalano-Aragonesa.
Este acuerdo fue firmado el día 11 de agosto del mismo año en la ciudad de
Barbastro.
A
medida que la frontera con los musulmanes se aleja del monasterio, también
disminuye el apoyo de los monarcas y por lo tanto disminuye la influencia y el
poder del cenobio.
En 1571 el Papa Pío V decidió asignar sus rentas a la diócesis de Barbastro, lo
que disminuyó aún más su poder.
La
desamortización de 1835 puso punto y final a la vida monástica y abrió el
capítulo del abandono y la consecuente ruina de los edificios del cenobio.
Desde el año 2000 se están llevando a cabo diferentes campañas de
restauración, la más importante consistió en volver a cubrir las naves, en
este caso con cubierta de madera.
También se ha rehabilitado su interior, si bien todavía están muy
deterioradas y llenas de malas hierbas las dependencias monacales, que aún se
mantienen en pie.
Desgraciadamente, estas obras no se están realizando con la celeridad que un
monumento como este se merece.
La
iglesia actual fue construida en la primera mitad del siglo XVIII en el lugar
donde había estado el templo románico.
Jugó un papel importante en esta transformación la intervención de Felipe V,
que después de la Guerra de Sucesión dio numerosos bienes al monasterio.
Dos esculturas del monarca y de su esposa flanqueaban las puertas laterales
del altar.
El
templo románico tenía una sola nave, rodeada por naves laterales góticas.
Aunque podemos observar algún fragmento de estas naves.
La
torre de campanario fue levantada en la segunda mitad del siglo XVIII.
En
la parte inferior se conserva una puerta, con un arco de medio punto, tímpano
y dintel.
En
el tímpano se puede ver en un pantocrátor rodeado por una mandorla.
Esta puerta y los fragmentos de muro que lo rodean, corresponden a los restos
más visibles del monasterio románico.
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