Es uno de los dos templos lombardos que conocemos en la zona. Fue construido en el siglo XII.

Tiene una única nave rectangular, cubierta con una bóveda apuntada y rematada al este por un ábside semicircular, decorado externamente con un friso de dientes de sierra bajo la cornisa y arcos ciegos siguiendo los cánones lombardos. En la parte central se abre una ventana de medio punto y de doble derrame.

Una de las ménsulas, donde descansan los arcos, está decorada con una cabeza humana, mientras que el resto son lisas.

Originariamente el ábside estaba decorado internamente con pinturas murales, ahora conservadas en el museo diocesano de Barbastro. En ellas se representa a Cristo en Majestad rodeado por los símbolos del Tetramorfos. A ambos lados de esta composición podemos ver las escenas del martirio de San Vicente, patrón del templo y de la Epifanía del Señor. Sobre las coronas de los monarcas de Oriente vemos su nombre.

En la parte correspondiente al tambor absidal podemos ver elementos decorativos como cortinajes, cruces y figuras geométricas.

Completan la decoración unos grifos dibujados dentro de círculos rojos.

En la unión con la nave aún se conserva la escena del pesaje de las almas, la de la resurrección de los muertos y varios músicos con corona.

En el interior del templo se puede contemplar una reproducción de las mismas.

La iglesia fue reformada en el siglo XVI, cuando se le añadieron las capillas laterales y la torre de campanario, situada a los pies de la nave.