Los orígenes del lugar de Castiello de Jaca, como se puede adivinar de su nombre, son los de un enclave fortificado, que custodiaba el camino de Santiago.

A finales del siglo XI o principios del XII se construyó el templo parroquial, dedicado a San Miguel. Posteriormente fue muy modificado, conservándose la huella románica únicamente en la cabecera.

La iglesia tiene una sola nave, rematada al este por un ábside liso, de planta semicircular, recientemente restaurado. En la parte central encontramos una ventana de medio punto y doble derrame.

A la primitiva nave de tres tramos se le añadieron capillas laterales, comunicadas entre ellas, que dan la apariencia de naves laterales. También fue alargada por el oeste, donde se ubicó un coro elevado. Durante esta reforma se repuso la cubierta con bóvedas de crucería.

Su ubicación, en la parte más elevada del pueblo, junto con su robusta y alta torre campanario, nos recuerdan la primitiva función de este enclave: la vigilancia y protección del camino de Santiago.