En la parte superior del pequeño núcleo de San Lorien, en medio de un prado, encontramos esta iglesia de muy reducidas dimensiones.

El templo está formado por una sola nave, rematada hacia el nordeste por un ábside semicircular, que es la parte románica mejor conservada.

El cilindro absidal está dividido en tres espacios mediante dos columnas adosadas, que no llegan hasta el tejado. Esto se debe a que el ábside fue sobrealzado o reconstruido, como se deduce de la diferencia de técnica constructiva existente entre la parte superior y la inferior del muro. En la parte central del ábside encontramos una ventana que ha sido mutilada con el paso de los siglos.

La nave ha sido profundamente reformada y un muro oculta el ábside, lo que hace muy difícil identificar los elementos originales de los añadidos.

La puerta de acceso se sitúa en el actual muro oeste, aunque probablemente el templo era más largo y este fue construido posteriormente. Una ventana cuadrada sirve para alojar una pequeña campana.

En la unión entre el ábside y el muro sur, encontramos una pilastra adosada. En uno de sus sillares vemos esculpida la figura de un cuadrúpedo. Parece tratarse de un elemento reaprovechado, probablemente de un templo anterior.