A pocos metros al norte del complejo militar y religioso de Muro de Roda encontramos este templo, el más antiguo de todos.

Entre los años 1040 y 1050 se construyó un sencillo templo, de una sola nave, con cabecera plana y cubierta de madera a dos aguas.

Se accedía al templo por tres puertas, ahora cegades. Dos estaban situadas a los pies de la nave: una en el muro norte y el otro en el muro sur. Estaban formadas por un arco de medio punto con dintel liso, siguiendo el modelo lombardo. La tercera se abría cerca de la cabecera, en el muro norte y estaba formada por un sencillo arco de medio punto.

Si miramos desde el exterior la parte superior de los muros norte y sur, podemos ver una curiosa disposición de los sillares a modo de ajedrezado. Se desconoce si esta colocación de los sillares responde a un sistema para aligerar el peso de los muros o bien únicamente responde a criterios estéticos. Una estructura similar la podemos encontrar en el muro sur del templo de san Miguel de Botaya.

A finales del mismo siglo XI se decide modificar el templo. Se cubre la nave con una bóveda de cañón. Para aguantar el peso de esta bóveda de piedra, fue necesario reforzar los muros laterales con arcos formeros ciegos.

En este momento se construyen dos capillas laterales, dotando al templo de planta de cruz latina.

En el siglo XVI se reformó de nuevo el templo, alargando su nave hacia el este. También se reforzó su bóveda con arcos torales.

También en esta reforma se destruyó la capilla sur, para construir un pequeño claustro, hoy ocupado en gran parte por la vegetación, que dificulta su contemplación.

Completan el conjunto una serie de edificios, hoy en ruina, que fueron utilizados como sede del ayuntamiento, escuela y casa del maestro.