El templo, del siglo XI, es uno de los más conocidos y singulares de Andorra gracias al su campanario.

Está formado por una sola nave de reducidas dimensiones, acabada en un ábside semicircular, más pequeño que la nave. Exteriormente está decorado con arcos ciegos.

El interior del ábside estaba decorado con pinturas murales, que actualmente se conservan en el Museu Nacional d'Art de Catalunya. Fueron arrancadas tras la Primera Guerra Mundial por encargo de la Junta de Museos de Barcelona

En la parte central encontramos la mandorla, en el interior de la cual se encuentra la figura solemne de Cristo bendiciendo con la mano derecha y sostiene un libro con la derecha. Está vestido de forma curiosa, por que la vestimenta está dividida en tres partes: una que se ve en los puños, de mangas muy ceñidas; una túnica roja, que se puede observar en el pecho, el brazo derecho y en las piernas; y un manto azul con los bordes ricamente ornamentadas con perlas y otros motivos.

Flanquean al Pantocrátor las figuras del Tetramorfos. En el lado derecho se ve al águila, representación de San Juan y debajo un ángel que lleva el símbolo del evangelista Marcos, el león. En el lado izquierdo está representado san Lucas, representado por un toro dentro del medallón que sostiene un ángel. Encima suyo esperamos encontrar la imagen de San Mateo, que se representa con una figura humana, pero en su lugar se representó al arcángel San Miguel, patrón del templo.

En el nivel intermedio del tambor absidal encontramos varias imágenes de apóstoles. Originariamente estaban acompañados de una inscripción en que se podía leer su nombre. Con el paso de los años esta identificación se ha perdido. También el deterioro ha hecho que las dos primeras figuras de la izquierda estén muy desgastadas. El tercer personaje ha tenido más suerte, pero no nos ha llegado su inscripción. A continuación encontramos A San Pedro, que reconocemos gracias a las dos grandes llaves que lleva en sus manos. Al otro lado de la ventana absidal encontramos a san Pablo, al que identificamos por su calvicie.  A continuación está san Andrés, al que identificamos gracias a su inscripción.

También está decorado con pinturas el intradós del arco triunfal. En la parte central encontramos un Agnus Dei, bastante deteriorado y sostenido por dos ángeles. A ambos lados encontramos varias figuras de santos y apóstoles nimbados.

En el interior del templo se puede contemplar una reproducción de las pinturas murales.

El otro elemento característico de San Miquel de Engolasters es su torre de campanario. Está adosada al muro norte. Tiene planta cuadrada y casi dieciocho metros de altura. Fue construido por el mismo maestro que el de Santa Coloma.

En los tres pisos superiores se abre una ventana geminada en cada uno de los muros.

Las ventanas geminadas están divididas por un bloque monolítico de piedra, que hace de fuste, sobre el que hay otra piedra en forma de capitel trapezoidal. Las ventanas están enmarcadas entre lesenas esquineras y un friso de tres arcos ciegos.

Sobre las ventanas del piso superior encontramos una pequeña cabeza esculpida, alguna de las cuales está muy deteriorada.

La puerta de acceso se encuentra en el muro sur. Esta puerta se tapió a principios del siglo XX y se abrió una de nueva en el muro oeste. A su lado se abrió una ventana, que permitía observar el interior del templo, cuando este estaba cerrado. En la última restauración se volvió a abrir la puerta del muro sur, formada por un sencillo arco de medio punto dovelado, y se eliminó la del muro oeste.